lunes, 19 de noviembre de 2007

España, avergonzada por la policía

Según un nuevo informe de Amnistía Internacional, la policía española está cometiendo impunemente reiterados actos de tortura y otros malos tratos.

En el informe se ponen de relieve casos de personas que han recibido golpes, patadas, puñetazos e insultos de agentes de policía, tanto en la calle como bajo custodia policial. Algunas de estas personas afirman que estaban esposadas cuando las golpearon. Otras aseguran también que las amenazaron con una pistola o un cuchillo, las azotaron en las plantas de los pies y las amenazaron de muerte.

En uno de los casos, los policías dijeron al detenido que si no cooperaba violarían a su novia. En otro, la víctima estuvo varias semanas sin oír por un oído a causa de los golpes que los agentes le habían propinado en la cabeza.

Las investigaciones de Amnistía Internacional indican que estos casos no son incidentes aislados, sino ejemplos de deficiencias estructurales que afectan a todos los aspectos de la prevención, investigación y castigo de la tortura y otros malos tratos.

Amnistía Internacional considera que la falta de medidas de los sucesivos gobiernos españoles para tratar el problema está exacerbando un clima de impunidad que fomenta la aparición de nuevos casos de maltrato.

"Las autoridades españolas deben dejar de negar la existencia de tortura y otros malos tratos a manos de agentes de policía”, señala Rachel Taylor, investigadora de Amnistía Internacional.

En muchos casos, las víctimas de malos tratos y tortura a manos de la policía no reciben justicia. Con frecuencia, las decisiones judiciales dan más crédito al testimonio de la policía que al de las víctimas, y éstas pueden acabar en prisión, con su vida personal y profesional arruinada.

"Los agentes de policía se toman a menudo la justicia por su mano, mientras las autoridades hacen la vista gorda ante los procedimientos que utilizan incumpliendo claramente las obligaciones jurídicas internacionales contraídas por España –afirma Rachel Taylor–. Es posible que la tortura no sea una práctica habitual, pero, a pesar de los compromisos contraídos por España en virtud del derecho internacional, no se le pone freno."

Entre los factores que contribuyen a mantener la impunidad efectiva de los agentes de policía figuran obstáculos a la presentación de denuncias, informes médicos incompletos o inexactos, intimidaciones de la policía a los denunciantes y ausencia de sanciones por no haberse identificado a los agentes responsables.

"Mientras el gobierno no tome medidas efectivas para investigar las denuncias y llevar ante la justicia a todos los responsables de tortura y otros malos tratos, los agentes de policía estarán por encima de la ley y seguirá extendiéndose el clima de impunidad", explica Rachel Taylor.

Más información:

Impunidad efectiva de agentes de policía en casos de tortura y otros malos tratos (casos, 14 de noviembre de 2007)

España: Reformar el sistema de investigación para poner fin a la tortura y otros malos tratos a manos de la policía (comunicado de prensa, 14 de noviembre de 2007)

Acabar con la impunidad de policías que cometen actos de tortura y otros malos tratos (hoja temática, 14 de noviembre de 2007)



domingo, 18 de noviembre de 2007

El Hierro

Somos seres aeróbicos, es decir, necesitamos del oxígeno para vivir. Nuestro organismo cuenta con la hemoglobina para este transporte, desde el medio externo hasta el medio interno, de allí pasa a cada célula para concluir el proceso de respiración celular- El hierro es el constituyente principal, el núcleo de la molécula de hemoglobina y también de la míoglobina, la cual transporta al oxígeno dentro de la célula muscular, hasta el interior de las mitocondrias.
El hierro es uno de los elementos importantes para el transporte de oxígeno a las células del cuerpo. Es un oligoelemento, en una persona de 70 Kg de peso, sólo hay en total unos cuatro gramos de hierro.
También actúa como activador de numerosas enzimas. Usualmente, la hemoglobina tiene una vida de 120 días, cuando en el bazo, los macrófagos destruyen los glóbulos rojos que ya han agotado sus enzimas y están “viejos”. Pero el hierro no se pierde, es enviado de nuevo a la médula de los huesos para fabricar nueva hemoglobina, mientras que el resto de esta molécula es convertido en bilis y enviado al hígado para completar el proceso y eliminarla por la vía digestiva, convirtiéndose en parte de la materia fecal. Eventualmente el hígado puede actuar como reservorio de las moléculas de hierro.
Cuando sobre la piel o en otro lugar del cuerpo un vaso capilar se rompe, es posible que, de la sangre que se pierde, queden algunas moléculas de hierro estancadas y se forma una mancha conocida como “hemosiderina”, después que el resto de la sangre ha sido devorado por los macrófagos que desbaratan el hematoma o equímosis. Las manchas en la piel que salen en las personas de mucha edad son de hemosiderina.

Ingesta de hierro
Los organismos oficiales consideran que la ingesta férrica diaria es aproximadamente la siguiente:

Niños 0 a 3 meses 1,7 mg
Niños, 4 a 12 meses 7,8 mg
Niños > 1 año 6,1 a 9 mg
Adolescentes 11 a 15 mg
Hombres 10 mg
Mujeres 15 mg
Embarazadas >20 mg
Menopáusicas 10 mg

Fuentes de Hierro
Las semillas oleaginosas (tipo nueces, almendras, pistachos, etc.) son una excelente fuente de hierro. También las leguminosas, como por ejemplo la soya, caraota, garbanzos, alverjas y similares, lo contienen en buenas dosis. También la miel de caña y vegetales verdes como la espinaca, el berro y el perejil tienen buena fama al respecto. Entre las frutas las mejores fuentes de hierro son los duraznos, las ciruelas pasas y las uvas pasas. La almendra del albaricoque también es importante.
El problema de que hay que resolver para aprovechar adecuadamente el hierro de los vegetales es que, para su absorción, él debe encontrarse en lo que se llama “ion ferroso” y se presenta como “ion férrico” el cual no puede ser absorbido. La solución a este aparente problema radica en la flora bacteriana. Cuando tenemos microorganismos intestinales FERMENTATIVOS (del tipo de las bífidobacterias o los lactobacilos acidófilos, como los que se encuentran en un yogurt) dichos microbios se encargan de hacer la transformación iónica.
La presente tabla de alimentos puede servir de guía:

COMPOSICIÓN EN HIERRO DE ALGUNOS ALIMENTOS VEGETALES
Valor nutritivo mg por cada 100 g de fracción comestible:


Acelgas crudas 7.1
Agua de coco maduro 1.9
Agua de coco tierno 1.2
Ajonjolí 10.5
Almendras españolas 4.5
Alverjas tiernas 2.1
Bledo 3.2
Brotes de alfalfa 3.9
Cilantro 3.1
Diente de león 3.1
Espinaca 5.2
Flores de Malva 12.9
Girasol, semillas 7.9
Grano de trigo integral 4.2
Hierbabuena 6.7
Lentejas germinadas en tierra 4.1
Lentejas secas 3.9
Melaza de caña 30.5
Perejil 3.3
Quinua 7.5
Remolacha (bulbo) 2.9
Remolacha (hojas 3.3
Semilla de albaricoque 6.1
Semillas de auyama (calabaza) 9.3
Semillas de parchita y su jugo 2.9
Soya, harina con su grasa 12.2
Soya, harina desgrasada 13.1
Soya, semilla completa 8.1
Uva pasa 3.2
Verdolaga 3.7

Casi todos los vegetales contienen algo de hierro. En la tabla anterior hemos destacado los que tienen una concentración más alta.

Absorción del Hierro

Se sostiene que los vegetarianos están condenados a la anemia porque, el hierro que se asimila es el de la carne. ¡Cuánta gente anémica hay que casi se comen una res diaria!
Los buenos naturistas, que conocen el secreto de una digestión fermentativa, no tienen ese problema. La causa más común pero más silenciada de anemia es jústamente la putrefacción intestinal y sumada a ésta, para empeorar las cosas: el estreñimiento. También es importante señalar que las frutas cítricas, que son las mejores aliadas de la flora intestinal fermentativa, por su riqueza en vitamina C y bioflavonoides, incrementa la velocidad de transformación del ion férrico a ferroso y, por ende la disponibilidad de hierro de origen vegetal, que es más económico y garantiza una mejor salud, en general.
El Dr. Martín Scola en su famoso libro “Evolución, Degeneración y Regeneración Alimentarias del Hombre” sostiene que las toxinas de la putrefacción intestinal afectan directamente la suficiente regeneración hematopoyética, constituyendo la causa principal de la anemia vulgar, e indirectamente también, por la inhibición del desarrollo de la flora fermentativa simbiótica o de las sustancias vitales que esta última elabora. De mnanera que no sólo se trata de la inhibición de la absorción del hierro, sino también de otros minerales como el cobre, el cobalto, calcio, magnesio, selenio, etc.
Para evitar la anemia, no basta con asimilar suficiente hierro, también se necesita el folato o ácido fólico y la vitamina B12. Esta vitamina es sintetizada por las bífidobacterias y lactobacilos acidófilos; pero no la producen las bacterias de la putrefacción. Al contrario, las bacterias putrefactivas no sólo no producen vitaminas, sino que destruyen los aminoácidos (proceso conocido como desaminación y descarboxilación) produciendo innumerables toxinas y radicales libres, conocidas como ptomaínas. El ácido fólico se encuentra en las hojas de los vegetales (viene de folio que significa hoja) Un buen naturista, que consuma habitualmente, frutas, semillas oleaginosas, germinados y vegetales verdes, que cuide su flora bacteriana fermentativa, reponiéndola y evitando o curando por métodos naturales las parasitosis, no sufrirá de anemia.
El malato, o ácido málico, presente en muchas frutas y vegetales, es necesario no sólo para la síntesis de la hemoglobina, junto con la vitamina B12, sino también a nivel del Sistema Nervioso, para la síntesis de la mielina (material aislante necesario para la conducción de la electricidad en este vital órgano importante tanto para la sensibilidad como la motricidad)
Los alimentos jugosos y fibrosos en general crean las condiciones para que se produzca la fermentación y asilmilación del hierro y demás nutrientes necesarios para la hematopoyesis.


En emergencias:
Otro alimento riquísimo en hierro, que ayuda enormemente en casos de anemias agudas por pérdida accidental de la sangre, es el ZUMO CRUDO DE LAS PLANTAS DE PLÁTANO o BANANO. No encontramos en las tablas consultadas el contenido de hierro de este jugo, le cual suponemos es enorme, pero lo hemos usado por más de treinta años para ayudar en recuperaciones rápidas en estos casos y también en personas con discrasias sanguíneas, es decir, por disminución de las células madres hematopoyéticas, que son las encargadas, a nivel de la médula roja de los huesos, de fabricar los glóbulos rojos nuevos y la hemoglobina, así como las otras series de células de la sangre: los leucocitos y plaquetas. Estas anemias por disminución de las células hematopoyéticas, generalmente ocurren por el uso de drogas particularmente ciertos antibióticos y antiparasitarios como el metronidazol (Flegyl) y el cloranfenicol, drogas que también se usan con frecuencia en animales de engorde. Se produce así la aplasia medular.


Causas endógenas de anemia:
Es importante destacar también que, algunas anemias pueden deberse a causas endógenas. Puede haber niveles de hierro, folato y B12 normales, pero si hay una insuficiencia renal crónica, donde los riñones ya están destruidos, u otras afecciones renales, no se produce una hormona muy importante que estimula a las células de la médula roja de los huesos a cumplir su trabajo de fabricar sangre nueva, es la eritropoyetina. En estos casos se recurre a inyecciones de dicha hormona.
En otros casos se trata de afecciones de las células del estómago donde debe generarse el “factor intrínseco” una sustancia que se asocia temporalmente a la vitamina B12 para permitir su absorción. También es conocido como “fermento Lab”. La vitamina B12 se encuentra fragmentada en los vegetales y requiere ser ensamblada por las bacterias de la fermentación que destacan en su trabajo en la región del intestino delgado conocida como íleon y lo complementan en el colon o inbtestino grueso. Es en la zona conocida como placas de Peyer, a nivel del íleon, donde se absorbe la mayor cantidad de dicha vitamina.

www.germanalberti.com

jueves, 15 de noviembre de 2007

Jugar con la salud y aprovecharse




















El 10% de los fármacos que se comercializan en todo el mundo están manipulados de alguna forma en el principio activo o no tienen la calidad requerida por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El mercado de medicamentos falsos mueve 24.000 millones de euros según la Agencia Estadounidense del Medicamento (FDA). El 30% de las medicinas que se venden en América Latina, el sudeste asiático y África Subsahariana son falsas según la OMS.
Se consideran como medicamentos a aquellos productos que se elaboran o se anuncian para curar o aliviar enfermedades. Es decir, un fármaco no lo es por su composición ni por su principio activo, sino por el fin con el que se comercializa.
Internet es la puerta principal de entrada para los medicamentos falsos. La mayoría de productos que se venden en la red como medicamentos adelgazantes o pastillas contra la impotencia, no lo son. Otros contienen, además, compuestos que pueden ser perjudiciales o incluso letales para la salud. Uno de cada dos fármacos se vende en la red de forma fraudulenta, según la OMS.
Algunos, en su afán desenfrenado por enriquecerse con el dolor, el sufrimiento y la desesperación de otros, han llegado a ofrecer medicamentos cuyos supuestos beneficios son fruto de la imaginación de quien los vende, sin ninguna base científica que permita demostrarlo. Como por ejemplo, colirios para curar las cataratas o jabones contra la depresión.
Las páginas que venden medicamentos falsos por Internet operan de forma ilegal: venden medicamentos sin exigir prescripción médica, utilizan productos no autorizados o falsos y no tienen la dirección postal del domicilio de la empresa en ningún apartado. Aunque en los países del Norte el número de falsificaciones es inferior al 1%, en estos países uno de cada dos medicamentos que se compran a través de Internet son defectuosos o inocuos. Es decir, ponen en peligro la salud o estafan a las personas que los adquieren.
La principal causa del alto número de ventas de medicinas falsas a través de Internet es la "peligrosa" automedicación, que se da en muchos ciudadanos de países desarrollados, en especial las personas mayores. La mitad de los mayores de 60 años en España admite que guarda los medicamentos sobrantes de tratamientos anteriores para tomarlos por su cuenta si alguna vez se encuentran con los mismos síntomas. También son conocidos los efectos que provoca el uso indiscriminado de antibióticos, que está convirtiendo a muchas enfermedades en inmunes frente a la penicilina.
Los medicamentos que se venden de forma fraudulenta en los países del Sur no utilizan Internet como puerta de entrada. Según la OMS, entre un 25% y un 50% de los fármacos que se venden en estos países son falsos. La salud de millones de pacientes latinoamericanos, africanos y asiáticos está expuesta a graves riesgos. Son medicinas que están poco o mal etiquetadas, que no son efectivas, que tienen una calidad inferior a la requerida y que, en algunos casos, resultan letales.
El estado de la Salud en el mundo es un reflejo de las desigualdades entre ricos y pobres en nuestro tiempo. Mientras en los países ricos, la opulencia y la facilidad para acceder a medicamentos favorece la automedicación y el lucro de quienes venden fármacos falsos, en los países empobrecidos 2.000 millones de personas no tienen acceso a medicinas de ningún tipo.







Alberto Sierra



miércoles, 14 de noviembre de 2007

Coca Cola: ¿se conoce lo que se bebe?





La Coca Cola internacional es una empresa emblemática no solo del Imperialismo yanki, sino de algo mas profundo y eficaz en la dominación cultural que ejerce sobre gran parte del mundo. La compañía ha sido investigada por distintas organizaciones y movimientos sociales de varios países deteniéndose sobre todo en dos tipos de impactos: contaminación, destrucción de acuíferos y acoso a sus trabajadores.

La Coca Cola es la bebida más conocida del mundo, el producto más ampliamente distribuido en el planeta y adquirible hoy en día en 232 países, muchos más que las naciones que forman la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En 1886 el farmacéutico John Pemberton creó la formula de la Coca Cola basándose en el éxito del famoso vino Mariani, una bebida alcohólica revigorizante a base de vino y hoja de coca macerada, formulada por el químico italiano Angelo Mariani.
Posteriormente los hermanos Cadler le compraron el brebaje al farmacéutico y fueron ellos quienes iniciaron la intensa campaña publicitaria que convirtió a la Compañía en lo que actualmente es. Aunque, en sus inicios la Coca Cola fue introducida comercialmente como “un tónico efectivo para el cerebro” y los nervios. Se dice que un día llegó un hombre con un fuerte dolor de cabeza a la farmacia de Jacob, donde se vendía el jarabe de la Coca mezclada en agua y quiso en vez de añadirle agua, añadir soda. El hombre bebió su vaso y de esta forma nació la Coca Cola con burbujas tal y como la se conoce en la actualidad.
Se convirtió en el proveedor oficial de bebidas del ejército estadounidense en la segunda guerra mundial y fue gracias al apoyo de este gobierno que pudo extenderse por todo el mundo.
La Coca Cola internacional es una empresa emblemática no solo del Imperialismo yanki, sino de algo mas profundo y eficaz en la dominación cultural que ejerce sobre gran parte del mundo.




Composición, con efectos y consecuencias




En 1902 el Dr. Charles Crampton [1], analizó varias muestras del refresco embotellado donde encontró muestras de cocaína y alcohol, así lo especificó en su reporte al departamento de agricultura de EEUU. Como resultado de estos hallazgos el Dr. Harvery Washington [2] ordenó que la Coca fuera considerada como droga y etiquetada como “veneno por su alta contenido de cafeína”. Sin embargo, la suprema corte de los EEUU falló a favor de la multinacional y ésta solo tuvo que presentar el análisis químico de su formula, durante el juicio.
Según la AMEDEC [3], el refresco de Cola “constituye la mas grave distorsión de nuestros hábitos de alimentación, pues además lleva a la ingestión de calorías vacías, es decir, con cero proteínas, vitaminas y minerales”.
El 10% de cada botella, da la sensación de energía, sin embargo no se puede decir que la Coca Cola sea una bebida nutritiva, es la azúcar mas que la cafeína lo que provoca la adicción, al recibir cinco cucharadas de azúcar en un trago de refresco, el páncreas debe enviar mucha insulina a la sangre para contrarrestar ese feroz ataque, el irónico resultado es un drástico descenso del nivel de azúcar en la sangre, seguido de una necesidad de más azúcar.
Así mismo, la cafeína, extraída de la nuez de cola, es un estimulante del sistema nervioso que produce sensaciones agravantes, pero si se ingiere en cantidades elevadas puede provocar insomnio, taquicardia, dolores de cabeza y ansiedad.
La gran cantidad de azúcar combinada con el acido fosfórico altera el equilibrio de calcio y fósforo en el cuerpo e impide la adecuada absorción de hierro, lo que provoca malnutrición y anemia.
La OMS [4] intentó dar información sobre los peligros del consumo excesivo de azúcar. Las grandes trasnacionales, ligadas al azúcar intentaron impedir la publicación del documento; Coca Cola amenazó con presionar al Congreso estadounidense para que quite los subsidios que da a la OMS si ésta no retiraba el documento.
Los azucares que contiene el refresco, paulatinamente, van disolviendo el esmalte de los dientes, debilitándolos y produciendo caries pero no solo eso, los azucares que no logra ingerir el organismo, se trasforma en grasas dando como posible consecuencia sobrepeso e incluso problemas de obesidad.
En el caso de la Coca Light, hay estudios que señalan que el consumo de sustitutos de azúcar en grandes cantidades provoca daños cerebrales, pérdida de memoria y confusión mental, siendo el aspartamo la sustancia que provoca éstas afecciones.
El año pasado, hubo una competencia en la universidad de Delhi: ¿Quién puede beber más Coca Cola? El ganador se tomo 8 botellas y murió al instante ya que tenia mucho bióxido de carbono en la sangre y no suficiente oxigeno. Desde entonces, el director de la universidad prohibió todos los refrescos.



Marketing



Ya nadie se acuerda, pero Papa Noel se representaba con colores verdes, azules, negros y amarillos. El reinvento de Santa Claus fue por Houddon Sundblom de origen sueco, quien durante años fue ilustrador de la multinacional aunque no le gustaba el refresco. Al sueco se le ocurrió representar al personaje como un abuelo jovial y simpático, pero con algo esencial: los colores de la marca Coca-Cola.

Su estrategia de venta y la enorme publicidad invertida, son algunos de los factores que hacen más fácil encontrar una Coca en el más perdido y pobre de los poblados del mundo, que un poco de agua. Esta empresa es la que mas dinero se ha gastado en la Historia en publicidad.
A través de esta inversión publicitaria, ha conseguido que el imaginario colectivo se asocie la Coca Cola a toda una serie de valores positivos: amistad, amor, solidaridad, cooperación.
A demás, según dicen sus anuncios esta bebida es la mejor que calma la sed y es un complemento básico para la práctica del deporte. Los anuncios espectaculares se vuelven más agresivos e insultantes. La Coca ya no solo quita el sarro y el óxido de los metales o tuercas, sino que hasta te quita lo feo. Entre las leyendas de estos grandes anuncios: “No eres feo, tienes personalidad. Toma lo bueno, Coca Cola”
Así pues, ante la cantidad de cosas que pueden ocurrir al tomar una lata de refresco ¿Qué importa la formula secreta de esta bebida? El mito de la composición química de la Coca no se tiene en cuenta, porque el poder de esta marca está justamente en todo lo que le va asociada y que no esta físicamente en el producto.



Indiferencia



Por otra parte, la compañía ha sido investigada por distintas organizaciones y movimientos sociales de varios países deteniéndose sobre todo en dos tipos de impactos: contaminación, destrucción de acuíferos y acoso a sus trabajadores.
“Como han acreditado distintas organizaciones, la empresa tiene un historial en cuanto a la actuación violenta contra sindicalistas en Turquía, Pakistán, Guatemala, Nicaragua, Rusia y Colombia. Precisamente el caso de las violaciones a los derechos humanos de Coca en Colombia ha sido juzgado en el marco de tribunal permanente de los pueblos. En esta vista aportaron abundantes datos y documentación que relacionan a la empresa estadounidense con el acoso y la intimidación a sus trabajadores, así como el asesinato de nueve sindicalistas" (Pedro Ramiro, Coca es así,

http://www.omal.info/www/article.php3?id_article=222&var_recherche=coca+cola )
Las acusaciones sobre la multinacional que la relacionan con los impactos sobre los recursos acuíferos de las distintas comunidades proceden fundamentalmente de la India.
Actualmente se calcula que Coca Cola cuenta con 1.145 plantas embotelladoras en todo el mundo.
La marca demanda abundante cantidad de agua para sus actividades, con lo que necesita controlar los acuíferos.La consecuencia es que está deshidratando algunas comunidades y contaminando los sistemas de agua y los campos de cultivo al realizar vertido de residuos tóxicos.
Cada fabrica de Coca extrae 1-2 millones de agua diarias, ésta cantidad cubriría las necesidades de agua potable de millones de personas. Coca necesita casi 4 litros de agua fresca para producir un litro de su producto, para eso, la compañía convierte el 75% del agua limpia que extrae, en agua de desecho, lo cual a su vez contamina el escaso resto que permanece en el subsuelo y en la tierra. Todo el ciclo de vida de coca desde la extracción del agua hasta la entrega de sus productos contaminado con plaguicidas esta lleno de problemas.
En México, las fábricas de la multinacional no pagan el agua que consume, producto de concesiones gubernamentales.
Coca Cola sacó al mercado británico una marca de agua embotellada “Dasani”.
En 2004, la empresa estadounidense “reconoció que ésta marca lo que vende en realidad es agua común y corriente del grifo (…)” El agua de su marca Dasani saca del sistema de agua potable nacional en Londres “llega de hecho a la planta de coca en Sidcup por medio de tuberías del Thames Water (Agua del Támesis)” que es la compañía británica de servicio de agua potable.
Por si fuera poco, se detecto que el agua embotellada tenía niveles de bromato, mayores de los legales en Gran Bretaña. Aunque Coca argumentó darle una mayor purificación al agua Dasani, finalmente tuvo que retirar su marca de agua del mercado.
Todas estas actividades han provocado que se hayan lanzado varias campañas contra la empresa transnacional. Un claro ejemplo de esto, es que el Foro Social Mundial en Porto Alegre definió el 22 de julio como el Día Internacional contra la Coca Cola. A demás existen varios procesos de boicot contra la trasnacional en muchos países del mundo. Pero la empresa no puede soportar que se dañe su principal activo, debido a esto ha puesto en marcha toda una estrategia de contra-publicidad y frente a la proliferación de campañas que critican su publicidad y la contraponen con la realidad de los impactos de la empresa, creando una pagina web (
www.killercoke.com ) donde explica todos sus efectos positivos.


Atención!



El río es para el Indígena, lo que el agua es para la Coca Cola...
Si se colocara toda la Coca que se ha fabricado hasta ahora en botella de tamaño normal y se ubicara una detrás de otra, harían el recorrido de ida y vuelta hasta la luna 1045 veces, es decir un viaje diario durante más de dos años.
Cada día, inconscientemente y con la actitud de consumidor, se orienta las opciones de su comercialización a las multinacionales, sin embargo, la posibilidad de que estas acciones se conviertan en opciones depende de la cantidad y calidad de información que se tiene sobre cada producto. Pero se debe consumir críticamente siendo éste, un acto político cotidiano.
Se tiene el derecho de elegir lo que consumimos, ¿porqué dejar que éste multimillonario monopolio decida sobre la salud y vida digna, sin que nadie en ningún momento le haya dado este poder explícitamente?





Carla Davico



Notas:



[1] Ing. químico del gobierno estadounidense.
[2] Jefe de la oficina de química del departamento de agricultura.
[3] Asociación Mexicana de Estudios para la Defensa del Consumidor.
[4] Organización Mundial de la Salud.

viernes, 12 de octubre de 2007

Medicina y su poder

Nº 42




La invención médica, como toda invención en un determinado sistema social sirve a éste. En el siglo XIX nace una medicina que hoy conocemos como "la medicina" -tanto ha progresado la ideología reaccionaria que entiende como natural y eterno lo que es histórico-. Esta medicina surge como método de normalización y control de la fuerza de trabajo precisamente cuando empieza la gran concentración fabril y la vida empieza a tener una finalidad productiva para el capital. La lógica del máximo beneficio dominará sobre el arte de curar, convertido en industria de la salud, y generalizará una serie de patologías -stres, sida, cáncer, depresión, distonías y un sinfín de enfermedades desconocidas- propias de este modo de producción capitalista. Si la enfermedad, el malestar es pues mal de estar en este mundo, el arte de curar pasará también por destruir este mundo basado en la acumulación de capital. Tampoco el ámbito de la salud escapa a la lucha de clases.
Sobre todo esto hablamos en este número de Etcétera, además de otros espacios de la guerra social en México y Venezuela, y otros que asoman a través de las publicaciones que hemos recibido.



- MEDICINA Y SU PODER

1. Medicina y sociedad capitalista

2. El negocio de la salud y la medicalización de la vida

3. Sobre la Técnica médica

LA MEDICINA, ¿EL CUARTO PODER?



lunes, 17 de septiembre de 2007

La Residencia. Eufemismos, paradojas, mitos y realidades.




“La norma está representada por la eficacia o la productividad, quien no responde a estos requisitos tiene que encontrar su ubicación en un espacio en el que no entorpezca el ritmo social.”


Franco Basaglia





A pesar de los esfuerzos por disfrazarla, la institucionalización de personas con graves discapacidades intelectuales sigue siendo uno de los escenarios donde más se vulneran los derechos humanos y una de las formas más graves de exclusión. Las instituciones dedicadas al confinamiento de este colectivo –oculto y marginado entre los marginados– pretenden adquirir un carácter terapéutico, huyen del término institución, incluyen en su propaganda conceptos como calidad de vida, atención especializada, rehabilitación, etc. Sin embargo, se utilizan exclusivamente como "depósitos" donde los internos son abandonados a una denigrante situación vegetativa, sin estimulación ni libertad alguna, y donde son víctimas de todo tipo de abusos. Este es el caso, por ejemplo, de las macrorresidencias para "profundos" con capacidad para cien y más personas que, alejadas de los núcleos urbanos, controlan la totalidad de la vida de sus internos bajo el eufemismo atención integral (dispensan todos los servicios necesarios y "no hace falta salir para nada"). Gobernadas según criterios empresariales, en estas residencias se procura organizar la vida diaria de tantas personas con el mínimo gasto de recursos. De hecho, la única atención que reciben allí los residentes se limita a una misma y estricta custodia para todos. Asimismo los ambientes restrictivos y deshumanizados que reinan en su interior, lejos de ser terapéuticos, contribuyen a incapacitar totalmente a los individuos, aumentando sus minusvalías y cronificando su situación de dependencia.



De individuo a problema técnico



El internamiento en residencias de este tipo nunca es un acto libre y voluntario. En la mayoría de las ocasiones llega producto del deseo de los familiares, muchas veces tras conseguir éstos la incapacitación legal del afectado por sentencia judicial. Este mecanismo legal se basa en que un juez nombra un tutor (representante) "porque el individuo es incapaz de manifestar su voluntad puesto que su discapacidad se lo impide", limitando así la capacidad de obrar y de decidir sobre todos los aspectos de su vida.
En todos los casos el encierro supone reforzar los efectos negativos que se producen sobre la persona que padece una minusvalía. Estas instituciones anquilosadas y marginadoras no responden en absoluto a las necesidades de sus internos. Su ideología asistencial está cimentada sobre una manera superficial y obsoleta de concebir la realidad del colectivo, herencia de los prejuicios del pasado. Las personas con grave discapacidad intelectual son incapaces de aprender nada y muchísimo menos llevar una vida mínimamente independiente, tan sólo se les pueden cubrir las necesidades básicas (higiene, salud y alimentación).
Una vez dentro, el radical desarraigo que se produce con el mundo exterior y la vida diaria institucional originan un progresivo proceso de despersonalización. Al ingresar en grandes soluciones residenciales, donde es característica la masificación deshumanizante, los internos pasan a considerarse meros objetos pasivos de intervención técnica. Marcados, agrupados, clasificados y uniformados según su patología, van perdiendo paulatinamente su propia identidad. La persona que estaba ahí con sus dificultades y sus capacidades es despojada de toda su humanidad y convertida poco a poco en un cúmulo de registros e informes (control de crisis epilépticas, evaluaciones psicológicas, historias clínicas, informes médico-psiquiátricos, registros de medicación, de dietas, de actividades,...)

Efectos yatrogénicos



El entorno hostil y restrictivo en el que viven las personas institucionalizadas tiene realmente unos efectos catastróficos. Las relaciones humanas en el seno de estos centros son fuertemente jerárquicas. Evidentemente, los internos se encuentran degradados en el último peldaño de la estructura, obligados a adaptarse al disciplinado "existir" diario y sometidos al rígido reglamento de la institución, la cual no discrimina necesidades ni demandas particulares de los que allí residen. Todos reciben la misma oferta institucional basada en un "asistencialismo de contención".
Moldeados mediante la celosa privación de estímulos en un día a día absolutamente rutinario y vacío de contenido, los residentes son conducidos a la pasividad incondicional. No tienen derecho a manifestar preferencias ni derecho a decidir nada en ningún aspecto de sus propias vidas, teniendo que ir de una sala a otra en rebaño y resignándose a dormir, despertar, comer, hacer sus necesidades, etc. a la hora que toca y no a otra. Simplemente han de "portarse bien". Lo que quiere decir que su conducta ha de limitarse a la docilidad y a la obediencia. El interno "bueno" es el interno pasivo, el que no reniega ni perturba. Así, pasan la mayor parte del día sin hacer nada, vigilados de cerca por un escaso número de cuidadores no cualificados y en condiciones más que precarias. La existencia en las entrañas de estas instituciones puede llegar a ser absolutamente tediosa y denigrante, inimaginable para quien no ha estado en una de ellas alguna vez. Los internos tan sólo reciben una cama para dormir, comida y se les pone delante de la televisión, que representa la única "ventana hacia el mundo". Nadie ha de preocuparse de nada porque todo lo deciden otros. La mayoría no desempeñan ningún tipo de actividad lúdica u ocupacional. Además la carencia de calor y de estimulación da lugar a una destrucción de las voluntades. Nadie tiene deseos ni esperanzas allí dentro. Todos los días son iguales. La misma secuencia invariable de gestos y actos se repite diariamente hasta el infinito. Eventualmente este ambiente llega a proporcionar una falsa sensación de seguridad a los internos, que acaban temiendo cualquier cambio o novedad. Las pocas actividades y salidas que se realizan en la institución vienen rigurosamente programadas desde arriba y van dirigidas siempre al mismo grupito de internos (los que han aprendido a no crear problemas y a pasar desapercibidos). Pero la mayoría no tienen otra opción que replegarse en su autismo, indiferentes a todo lo que les rodea, abstraídos psíquicamente en cualquier rincón, sumergidos en una profunda apatía o golpeándose estereotipadamente contra la pared. De esta manera, día tras día, año tras año, la competencia y las aptitudes de los individuos se van deteriorando, se crean nuevas discapacidades adicionales y se fortalecen las dependencias. El resultado final es un grupo de personas totalmente ineptas para encarar los aspectos más básicos de su vida diaria.
Para facilitar este régimen carcelario en un contexto donde es característica la insuficiencia extrema de personal, existen todo tipo de medidas de control del comportamiento. Desde los cócteles de psicofármacos hasta las contenciones mecánicas como las muñequeras o el chaleco-cinturón son utilizados para acabar de restringir la capacidad funcional de aquellos posibles "alborotadores" del orden institucional.

Cobertura técnica



A pesar de la fachada terapéutica que le proporciona la presencia de médicos, psicólogos, asistentes sociales, rehabilitadores, etc., la residencia no es precisamente un espacio de salud ni de rehabilitación ni de integración social. El personal técnico se encarga básicamente de dar una apariencia ética a la institución. Cosa que no ha de ser nada fácil ya que, mientras por un lado se proclaman objetivos formales a favor de la inclusión social de sus internos, por el otro se ha de justificar la existencia de vallas, puertas cerradas, ventanas con rejas, aparatos de contención física, etc. Como dice Goffman respecto a las instituciones totales, "esta contradicción entre lo que la institución hace realmente y lo que sus funcionarios deben decir que hace, constituye el contexto básico donde se desarrolla la actividad diaria del personal" (Goffman: 2004, p.83).
Las restricciones físicas, por ejemplo, se justifican argumentando razones terapéuticas o de seguridad (evitar caídas, eliminar conductas desadaptadas, mantener vías invasivas, vencer las resistencias a un tratamiento o alimentación, mantener la alineación corporal del interno,...). Sin embargo la mayoría de las veces se utilizan como simple castigo o como medida desesperada de un cuidador ante la terrible sobrecarga de trabajo. Cualquier indisciplina o desobediencia por parte de algún interno se interpreta como un síntoma de empeoramiento de su enfermedad y se corrige rápidamente con muñequeras y cinchas. Posteriormente el incidente se traduce a un lenguaje técnico y queda registrado como una crisis de agitación psicomotriz. Sucede que ante la inexistencia de alternativas menos intransigentes, muchas de estas prácticas se acaban "institucionalizando", y a pesar de que atentan directamente contra los principios fundamentales del cuidado y chocan frontalmente con los fabulosos objetivos de la institución en relación con la autonomía, independencia y calidad de vida de los internos, la utilización abusiva de restricciones físicas termina formando parte de lo cotidiano y de lo habitual. De este modo podemos encontrarnos con residentes que pasan los días y los años atados "preventivamente" a la cama de manos y pies simplemente por el hecho de contar con antecedentes conflictivos. Otros, los que presentan conductas "molestas" para sus cuidadores, pasan el tiempo inmovilizados por un acercamiento extremo entre la silla y la mesa, apretados como auténticos bocadillos humanos, o directamente sujetados a la silla con sábanas anudadas y correas. Es evidente que en estos casos el uso de dispositivos limitantes responde más a razones de gestión y organización que a criterios terapéuticos o de seguridad. Lo mismo sucede con los psicofármacos. Las personas con discapacidad psíquica institucionalizadas constituyen una de las poblaciones más medicadas con neurolépticos. Aunque se argumenta para ello la alta frecuencia y gravedad de los trastornos de conducta presentes en esta población, no parece ser este el principal criterio para la utilización de estas drogas tan nocivas para la salud. Las prácticas de prescripción están fuertemente influidas por factores no médicos, como la falta de personal o la inexistencia de programas, actividades y estrategias más adecuadas. Además, pese a que los psicofármacos los prescribe un psiquiatra (que apenas pisa la institución), la persona que cuenta las gotitas de haloperidol que caen en el desayuno del interno es la misma persona que después ha de estar ocho horas custodiándolo (y... si hoy te has levantado un poco "motorizado" hoy te tomas cinco o seis gotitas extras).

Esencia y presencia



Muchas de estas instituciones desarrollan un obsesivo afán por el cuidado de su imagen. Se presentan a la sociedad como hogares donde las personas con discapacidad encuentran una atención especializada, y donde llegan a estar "mejor que en casa". Repetidamente los órganos directivos muestran en público su interés por la gestión de la calidad, pregonan principios de solidaridad, divulgan la mejora constante de sus servicios, anuncian su compromiso con las personas discapacitadas, se llenan la boca de objetivos y misiones, incluso inician procesos de certificación para acreditar la bondad de su manera de proceder. En realidad esta gestión de la calidad nunca llega a salir de los despachos porque su verdadera finalidad es totalmente ajena al compromiso con sus usuarios. La implantación de un plan de calidad no deja de ser un lavado de cara de la organización que sirve para ganar posiciones en el mercado y estar en mejor situación para la consecución de subvenciones públicas. Subvenciones millonarias que sirven para engrosar las arcas particulares de gestores y fundaciones privadas, y que se justifican con la remodelación permanente de mobiliario y arquitectura del centro, pero que nunca suponen una mejora real para el usuario. Se eliminan barreras arquitectónicas de los aseos para recibir una subvención, pero acto seguido se ha de derribar todo porque la próxima subvención exige lavabos individuales que preserven la intimidad de los residentes, se construyen de nuevo los lavabos y se vuelven a derrocar, se construye, se derriba... Esto explicaría la presencia continua de obras en estas instituciones.
Tras este discurso de sus gobernantes se oculta una clara preocupación por parchear los objetivos reales de la institución, procurando aparentar una realidad que, en el mejor de los casos, tan sólo existe sobre el papel. Todos los esfuerzos dirigidos a mejorar la imagen de la residencia son pocos. No obstante, de puertas para dentro la esencia sigue siendo la misma de siempre. De hecho, esa es precisamente la esencia de estas instituciones: que nada cambie, que siga todo igual. Cualquier cambio es sinónimo de ansiedades, confusión y desconcierto, y no sólo para los internos. El personal, con el tiempo, también acaba padeciendo una institucionalización paralela donde la inercia es el motor de toda su actividad. Difícilmente cualquier innovación, por pequeña que sea, será tolerada por el rígido orden establecido. El tiránico equilibrio institucional entretejido durante años no es capaz de asimilar reformas que podrían llevar al caos. Todo está perfectamente dispuesto, jerárquicamente ordenado. Y eso hace que los profesionales se sientan terriblemente frustrados e insatisfechos, que no puedan desarrollar adecuadamente su profesión. Porque el buen hacer profesional es incompatible con la eficiencia institucional. Y tarde o temprano todos, internos y personal, tienen que adaptarse a las precisas "normas de la casa".
Lo cierto es que la última sensación que tienen los residentes es la de sentirse en su casa. Cada vez más medicados y menos autónomos, son sencillamente reducidos a un lamentable estado vegetativo, animados a dormir todo el día. Y así languidecen a través de los años hasta su extinción, víctimas día a día de la infantilización, los castigos corporales, las amenazas, las humillaciones y el trato vejatorio que reciben de sus cuidadores, los cuales, a su vez, son víctimas de un trato vejatorio por parte de su convenio laboral (célebre es la precariedad laboral que caracteriza al sector de las residencias privadas). Toda una violencia vertical que impregna la actividad diaria en el interior de la institución y que cristaliza en forma de clima humano irrespirable.
Es innegable que estas instituciones no tienen otra función que la de "almacenar" internos hasta el día de su muerte de la manera más económica posible. A pesar de su atención médica y "especializada", la residencia no cura ni rehabilita ni beneficia en nada. Más bien es un lugar oscuro de marginación y yatrogenia devastadora, del que ninguno de sus internos saldrá alguna vez para volver a su hogar.
Silvia Broto Vizcaíno


Bibliografía
Focault, Michel (1975): Vigilar y castigar: Nacimiento de la prisión. Siglo XXI Editores, S.A. 13ª reimp. (2005). p.338
Goffman, Erving (1961): Internados. Ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales. Amorrortu editores. 8ª reimp. (2004). p. 383
Basaglia, F., Carrino, L., Castel, R., Espinosa, J., Pirella, A., y Casagrande, D. Psiquiatría, antipsiquiatría y orden manicomial . Barral Editores, Barcelona, 1975. Recopilación de textos a cargo de Ramón García .
Editar una vida, documental de Raúl de la Morena, 2005.
L'atenció a la gent gran dependent a Catalunya: Informe extraordinari del síndic de greuges de Catalunya. Anton Cañellas, 2004.

Serenísimamente poco saludables


La medicalización del consumo, de la sociedad en general tiene, sin embargo, sus límites, que una empresa legal no puede eludir. Por ejemplo, el exceso de algunas vitaminas ante las cuales el cuerpo no está en condiciones de autodepurarse, engendra enfermedades. No las de las deficiencias vitamínicas, entonces, sino las de los excesos.
Hay empresas con vocación de vanguardia. Sin lugar a dudas.


Ejemplos se dan entre los laboratorios de primera línea mundial. Han descubierto que el mercado de gente sana es considerablemente mayor que el de enfermos y por lo tanto, con la estrategia de adelantarse siempre “a los competidores”, confundir deliberadamente lo nuevo con lo bueno, con espíritu siempre innovador, están enfilando sus cañones propagandísticos e ideológicos para persuadir a sectores crecientes de población de que ingieran no ya medicamentos para curarse (algo que ha resultado altamente problemático, porque el mayor rubro de enfermedades hoy en día existentes son las producidas por los medicamentos, precisamente) sino medicamentos o “pre-medicamentos” para no enfermarse. Que la consigna coincida con la realidad es muy otro cantar.

En el empresariado argentino por cuestiones de vanguardia no nos vamos a quedar atrás. La principal productora láctea ha puesto sus pasos en la misma línea que los laboratorios dedicados a curar a quienes no están enfermos, valga el oxímoro. Dedicándose a fortificar todos sus fluidos o masas más o menos sólidas con minerales, bacilos diversos y vitaminas. Por aquello que vender un producto con más y más agregados siempre “luce”. Aunque la salud se resienta. La salud, precisamente que se invoca defender…
El último alarido en esta fiebre “enaltecedora” de cada alimento es el agregado de vitamina C a la leche… la vitamina que se encuentra naturalmente en los cítricos, el polo alimentario opuesto al de los lácteos.
Así tenemos ahora leches o yogures con lactobacilos, vitaminas, complementos minerales, para tomar cada día de nuestras vidas, porque ahí está el gracejo de la propaganda destinada a convertir a los consumidores en dependientes vitalicios…
De ese modo, sustancias que de pronto constituirían un aporte tras una enfermedad (por ejemplo, luego de recibir antibióticos), cuando la necesidad de reconstituir la flora intestinal, por ejemplo, es significativa, se convierten en “pan nuestro de cada día” pudiendo inhibir la capacidad endógena del organismo de generar sus propias partículas de salud, sustituyéndolo ad infinitum…
Esta medicalización del consumo, de la sociedad en general tiene, sin embargo, sus límites, que una empresa legal no puede eludir. Por ejemplo, el exceso de algunas vitaminas ante las cuales el cuerpo no está en condiciones de autodepurarse, engendra enfermedades. No las de las deficiencias vitamínicas, entonces, sino las de los excesos.

Y algunos de los refuerzos vitamínicos con que ahora se nos apabulla no sólo provienen de los maravillosos productos que nos brindan sino también de muchas otras fuentes… Legalmente, una empresa que “fortifica” sus productos con vitaminas no puede no avisar al consumidor del peligro de exceso de ingestión de vitaminas. (Lo mismo debería hacerse con los minerales de los que nuestros cuerpos no se depuran naturalmente.)
El Ser. ¿Cómo soluciona nuestra principal empresa láctea esta dificultad? No hemos podido rastrear en las góndolas porteñas tan bien provistas con Ser lo que sin embargo aparece en un pote de cada veinte, o tal vez de cada cien, en góndolas montevideanas (nutridas por la misma empresa, claro): en menudísima, casi ilegible letra, en un pegotín transparente, ampliando la leyenda con lupa, podemos leer: “Alimento adicionado de [sic] vitaminas. Estos alimentos han sido formulados para niños mayores de 36 meses. Debe tenerse en cuenta que en la alimentación existen otras fuentes de tales nutrientes. Se recomienda a las mujeres en edad reproductiva [apenas entre 15 y 50 años…] o que busquen embarazo y a las embarazadas no consumir diariamente por períodos prolongados más de 1500 microgramos (5000 UI) de vitamina A.”
Esa información no surge de la melodiosa y persuasiva voz que la principal empresa láctea argentina usa para introducirnos a todos en la lactodependencia, pero claramente resulta entonces que Ser no está pensado para niños menores de tres años…
Veamos el Danonino. Otro aporte “alimentario” y éste sí expresamente dedicado a los niños. Hasta el nombre nos sugiere la tierna edad a que va dirigido. Y dirigido para el desarrollo, la nutrición, el crecimiento sano, claro. Aquí sí hemos encontrado info en ambas márgenes del Plata. En Montevideo aparece un texto por el estilo del que viéramos con Ser, que declara: “este alimento no ha sido formulado para niños menores de 36 meses.” Apto, empezaría a ser apto, desde los cuatro años… es decir, cuando el organismo ha consolidado algunas de sus funciones y ha aprendido a defenderse de algunas agresiones, cuando el cuerpito ya está, siquiera a medias consolidado…
Tal vez para formular este consejo es que figuran pediatras en la configuración de Danonino, aunque nosotros ingenuamente nos hayamos imaginado que están para diseñar dietéticamente el “postre”.
En Buenos Aires, si uno se esfuerza por leer un envase de Danonino, la declaración de condiciones de uso, contenido y componentes, puede enterarse que a “niños de 4 a 6 años” les aporta, por cada 200 gr., un 20 % de proteínas, un 42 % de vitamina A, etcétera. Y uno se queda sin saber si de todos modos aporta vitamina A y proteínas a menores de 4 y a mayores de 6 años y en tal caso, qué. A juzgar por la info “montevideana”, no serían aportes deseables para quienes no son “mayores de 36 meses”…
Por otra parte, uno lee todos sus ingredientes; “leche seleccionada parcialmente descremada pasteurizada” (según los envases, solución sacarosa o azúcar, glucosa) más “citrato de calcio, almidón, saborizante artificial, colorante natural, goma guar” (en otros “modelos” de Danonino, goma tara), “sorbato de potasio, goma xántica, gluconato de zinc, vitaminas A, B9” (en algunos también B12) y D, crema, azúcar, “lactato de calcio, gluconato ferroso, cloruro de calcio, vitamina E, cuajo y cultivos lácticos.” Podríamos agregar que en los que declaran ser de frutilla “hay azúcar, jmaf, almidón, sulfato ferroso, esencia artificial de frutilla, ácido cítrico, cultivos lácticos y probióticos.” Ante semejante ristra, empieza uno a entender por qué conviene que niños de muy temprana edad y quienes alojan fetos o piensan hacerlo se cuiden de semejante selva química e ingredientes seudoalimentarios que van mezclados con los alimentos y cuya presencia se explica porque nos venden productos no frescos.
La presencia de alimentos transgénicos está delicadamente sorteada denominando “jmaf” al jarabe de maíz de alto fructosa que proviene, al menos en la Argentina actual, de maíz transgénico. Algo que también podemos observar en Ser, cuando el contenido alude a “almidón modificado”, una forma elíptica de aludir al almidón de maíz genéticamente modificado o transgénico.
En la jerga con que nos envuelven a los consumidores aparecen delicadezas como: “No contiene cantidad apreciable [sic] de grasas trans, fibra alimentaria.” Frase que une en su “apreciación” cambalachera un elemento cancerígeno usado durante casi todo el siglo XX por las industrias alimentarias por su facilidad de manejo (grasas hidrogenadas, que no se ponen rancias) y las fibras, que son un elemento fundamental de la calidad alimentaria.
También podríamos decir que llama la atención que en productos lácteos nos adviertan que son “Sin TACC”. Es decir sin trigo, avena, centeno y cebada. Lo llamativo sería más bien lo inverso: que productos lácteos contuvieran cereales…
La presencia de “esencia artificial de frutilla”, más allá de su sinceridad, revela una vez más la calidad del producto y la estima que conceden al consumidor.
El locutor de la voz persuasiva no nos habla nunca de estos “detalles”. No hay que extrañarse. En realidad, tendríamos que preguntarnos por qué, si llegara a hablarnos de ellos.
El reino de los envases. Los hay tan chicos como que contienen apenas 45 gr. de sustancia presuntamente comestible (Danonino). El costo del envase –y el despilfarro consiguiente– es mucho mayor que el del contenido. Habiendo refrigeración, se podrían confeccionar envases con mayor contenido porque ahorrarían materiales, achicarían el despilfarro social. Tan diminutos envases, ciertamente son un gran negocio para la empresa, ya que no para la sociedad. Permiten aumentar los precios del contenido (al achicar el precio unitario, se tienta mejor al consumidor) y, de paso, le permite confeccionar una “información al consumidor” que es prácticamente letra muerta pues hay que hacer un claro esfuerzo para inteligirla.
Estaría muy bueno hacer un relevamiento entre padres que dan a sus pequeñines Danonino desde la más tierna edad, para saber quiénes han leído las instrucciones acerca de los límites de edad. Este tipo de envase con su respectivo paquete informativo responde claramente al viejo truco de “hecha la ley, hecha la trampa”.
Hay otro aspecto de los envases que bien valdría conocer: si las autoridades bromatológicas han controlado el sellado de los mismos. El cierre por sellado exige temperaturas de por lo menos unos 120 grados, y a esa altura prácticamente son muy, pero muy pocos, los materiales plásticos que resisten sin que sus moléculas inicien una fiesta loca de movimiento. Verificar entonces que no terminen alojándose en el alimento que se supone preservan pero que no deben contaminar (que no “migren” al alimento, como se denomina el fenómeno entre industriales del plástico dedicados a los envases alimentarios, que conocen bien el fenómeno). Cuanto más pequeño el envase de material plástico, más se siente una diferencia en el sabor de su contenido respecto del originario del alimento envasado.
Llama la atención, por último, la incapacidad de reacción, o la capacidad de adaptación, de las autoridades presuntamente bromatológicas (y el estado argentino en sus diferentes esferas, tiene por cierto más de una) ante las carencias y confusiones que hemos reseñado. O tal vez ni nos llame la atención, pero debería.

1 Acerca de la fabricación, y colocación, de medicamentos para sanos, véase la esclarecedora nota de Silvia Ribeiro, “Los señores de la genómica”, serv. ALAI, 20 julio 2004.
2 De material plástico, de muy difìcil recuperación y que por ello mismo, constituye la principal fuente de contaminación ambiental, acuática y terrestre en todo el planeta. Que no por repetido es poco decir.

Luis E. Sabini Fernández

lunes, 6 de agosto de 2007

Dow Chemical, Monsanto y la muerte enlatada. Asesinos multinacionales S.A.


La llegada de la revolución industrial trajo, indudablemente, un gran progreso y muchos beneficios a la humanidad. Pero ésta, en forma paralela, comenzó en poco tiempo a padecer los sistemas implementados por la industria para lograr esos progresos, que de estar inicialmente pensados para el hombre han llegado a transformarse en su destrucción. De hecho, a constituirse en beneficios únicamente para las multinacionales, que en realidad desprecian a la humanidad y sólo contemplan su progreso propio, creando continuamente nuevas formas de destrucción, mientras ocultan datos, mienten, sobornan y atacan a quienes pretendan denunciarlas. Intentaremos reflejar de qué manera han acumulado desastres y daños en el planeta esas multinacionales del terror, y además de quiénes se trata.


Comenzaremos por recordar que hace poco se cumplieron 22 años de que ocurriera uno de los mayores de esos desastres. En la noche del 2 al 3 de diciembre de 1984 se produjo la fuga de 30 a 40 toneladas de gases letales en la fábrica de pesticidas de la Union Carbide Corporation en la ciudad de Bhopal, en la India. Esos gases, que se escaparon de algunos de los tanques durante una rutinaria operación de mantenimiento, contenían isocianato de metilo y cianuro de hidrógeno, entre otras sustancias altamente tóxicas. Esa noche, seis de las medidas dispuestas para prevenir una fuga de gases no funcionaron, fueron desconectadas o resultaron inadecuadas, además de no funcionar tampoco la sirena de alarma. Los gases, que rápidamente se expandieron por la ciudad, quemaron los ojos y las vías respiratorias de la gente, se introdujeron en su corriente sanguínea y dañaron todos sus sistemas corporales. Muchos murieron
en sus camas, otros salieron de sus casas a tropezones, ciegos y ahogándose, para morir en la calle, y otros murieron al llegar a un hospital. Esos gases mataron de inmediato a 8.000 personas y
envenenaron a otras 20.000, comenzando una tragedia que aún no ha llegado a su fin. Desde entonces, y de acuerdo a cálculos de organizaciones de sobrevivientes, continúan muriendo de diez a quince personas por mes a consecuencia de enfermedades relacionadas con la exposición a aquellos gases tóxicos. Actualmente, los más de 150.000 sobrevivientes de la catástrofe son enfermos crónicos que deben seguir recibiendo tratamiento médico, y aproximadamente 500.000 de los que estuvieron expuestos de otras formas a los gases tienen sustancias tóxicas en su flujo sanguíneo, mientras todos ellos más los hijos de los afectados viven enfrentados a las secuelas de ese legado, entre ellas cáncer, problemas neurológicos, ciclos menstruales caóticos, enfermedades mentales y daños en los sistemas musculoesquelético, reproductivo e inmunológico. A 22 años de ese desastre, la empresa responsable del mismo y sus antiguos ejecutivos, que huyeron de la India dejando abandonada la fábrica, siguen eludiendo a la justicia.
En 1999, Union Carbide se fusionó con la multinacional Dow Chemical, al comprar ésta a aquella por unos 9.500 millones de dólares, pasando así a convertirse en la compañía química más grande del mundo. Pero Dow Chemical no sólo había comprado los activos de Union Carbide, sino también sus obligaciones. Sin embargo, se negó a aceptar las responsabilidades morales por las operaciones de Union Carbide en Bhopal. Mientras sigue la batalla legal intentándose probar esa responsabilidad en los tribunales estadounidenses, el pueblo de Bhopal sigue sufriendo, como se dijo, las consecuencias y secuelas de esa catástrofe y, todavía, la exposición a sustancias tóxicas en las instalaciones industriales abandonadas.

Se había pedido a Union Carbide que indemnizara a los afectados de Bhopal, pero después de cinco años de luchar en los tribunales, el gobierno indio, por debilidad o por corruptela, aceptó un acuerdo extrajudicial por sólo 470 millones de dólares, que se firmó en febrero de 1989. Eso fue todo. Según la propia Dow Chemical, ambas empresas suman ingresos anuales por más de 25.000 millones de dólares. La indemnización media por daños personales fue de entre 370 y 533 dólares por persona, apenas el dinero necesario para cubrir gastos médicos por cinco años, pese a que miles de los afectados y sus hijos permanecerán enfermos y no podrán trabajar durante todo lo que les reste de vida. Desde esa catástrofe se han iniciado más de 140 causas civiles en los tribunales federales de Estados Unidos a favor de las víctimas y los sobrevivientes, en un intento por obtener una indemnización apropiada para ellos. Todos esos casos aún siguen pendientes.


Dow Chemical y el Agente Naranja

El curriculum de la Dow Chemical abunda en muchas otras iniquidades además de la de Bhopal, pero nos remitiremos a las más destacadas y las que mejor reflejan su “espíritu de progreso”.
En 1964, y anticipándose a los encargos que poco después le haría el gobierno norteamericano, Dow Chemical contrató a un dermatólogo de la Universidad de Pensilvania para que hiciera algo que no tuviera nada que envidiarle a uno de los preferidos de Adolf Hitler, el doctor Josef Mengele, y se le pusiera a la par. El dermatólogo realizó ensayos con dioxinas utilizando a setenta reclusos de la prisión de Holmesburg, en Filadelfia, cuyos resultados serían usados al poco tiempo y en gran escala contra la población civil vietnamita. Las dioxinas son las sustancias más dañinas que se conocen. Además de cancerígenas, son cinco millones de veces más tóxicas que el cianuro. En 1971, la compañía química volvió a los ensayos con presidiarios para probar un pesticida tóxico en el organismo humano. El resultado, considerado “satisfactorio”, le sirvió para lograr un nuevo agente nervioso, el Chlorpyrifos, producto que sustituyó al DDT cuando éste fue prohibido en 1972, pero tanto o más dañino. Obviamente, nunca llegó a saberse qué fue de todos los reclusos utilizados para los experimentos.
Entre 1970 y 1971, la planta de la Dow Chemical en Midland, Michigan, arrojó más de 17.000 millones de litros de aguas residuales al río Brazos y al Golfo de México. En 1980, un grupo de investigadores descubrió que 25 trabajadores de la factoría de la empresa en Freeport, Texas, tenían tumores cerebrales, 24 de los cuales resultaron mortales. Sin embargo, la fabricación y manipulación de productos de alta peligrosidad por parte de los trabajadores nunca se detuvo.
La última hazaña es tema hace un tiempo de los diarios de Nicaragua, ya que miles de agricultores allí están contaminados por el pesticida Nemagón, un producto que elimina las plagas pero también a los seres humanos. Solamente entre los trabajadores bananeros, el pesticida acabó con la vida de 849 de ellos en los últimos años, y la Dow Chemical, uno de los baluartes en la fabricación de pesticidas y sustancias letales, figura entre las compañías demandadas por los agricultores nicaragüenses.
Pero quizás la esmeralda que resalta en la corona de Dow Chemical ha sido hasta ahora, al menos hasta que no invente algo peor, el Agente Naranja.
Esta otra creación de la compañía química es una mezcla de dos herbicidas: el 2,4-D y el 2,4,5-T, y fue utilizado como desfoliante en los bosques y los arrozales por el ejército norteamericano en la guerra de Vietnam. Por cuestiones propias del apuro militar para ponerlo en práctica en esa guerra fue producido con una deficiente purificación, presentando contenidos elevados de una dioxina cancerígena: la tetraclorodibenzodioxina, tóxico cuyo uso afectó a más de tres millones de vietnamitas e incluso a muchos soldados estadounidenses a quienes, por supuesto, no se les informó debidamente sobre lo que arrojaban desde los aviones y sobre lo que recibían los que estaban abajo. Algo habitual en los emperadores del Norte, si recordamos que ni siquiera la tripulación del “Enola Gay”, el avión que arrojó la primera bomba atómica sobre población civil en Hiroshima -con las consecuencias que aún hoy sufren los sobrevivientes y su progenie-, conocía el poder de lo que transportaban. Un producto, esta letal dioxina, que además dejó secuelas en los afectados de ambos bandos en Vietnam, ya que ellos y sus descendientes siguen padeciendo graves problemas de salud, entre ellos malformaciones genéticas.
Un grupo de vietnamitas inició un juicio en Estados Unidos contra las grandes compañías fabricantes del Agente Naranja. Mientras ellos aún aguardan el resultado de sus demandas, al menos un grupo de más de noventa veteranos de guerra de Estados Unidos tuvieron algo de suerte dentro de sus padecimientos: en 1984 obtuvieron la suma de 180 millones de dólares en concepto de daños a la salud por los efectos adversos de la exposición a ese herbicida. Por su parte, los representantes de las compañías depredadoras esgrimen en su descargo dos palabras casualmente bien conocidas en la Argentina, sobre todo en los últimos años de su historia reciente: “obediencia debida”. Para ellos, simplemente “se siguieron órdenes del gobierno”.
Como la Dow Chemical, también la empresa Monsanto suministró al ejército estadounidense su propia versión del Agente Naranja, pero esta versión contenía concentraciones de dioxina mucho más altas que la de su competidora en el negocio cívico-militar que representaba entonces la guerra de Vietnam. De todas maneras, ambas compañías y otras menores pero no menos peligrosas siempre han convivido perfectamente en este circo de horrores conformado por el complejo militar-industrial norteamericano.


Monsanto: de la sacarina a Vietnam

La compañía química Monsanto fue fundada en 1901 en la ciudad estadounidense de Saint Louis, Missouri, por John Francis Queeny, un veterano de la industria farmacéutica que invirtió capital propio y dio a la nueva empresa el nombre de soltera de su esposa, la española Olga Monsanto. A poco de entrar en escena, Monsanto lanzó el edulcorante artificial “Sacarina”, si bien en realidad su fundador había traído algunos antecedentes de ese producto desde Alemania, ya que había trabajado para la firma Merck. También se constituyó en uno de los principales proveedores de cafeína para la Coca-Cola. En la década de 1920 expandió sus negocios hacia la química industrial, por ejemplo produciendo ácido sulfúrico, y en la de 1940 ya era líder en la fabricación de plásticos, entre ellos poliestireno y fibras sintéticas. Desde entonces, Monsanto se consolidó como una de las diez mayores compañías químicas americanas.

A poco andar y al igual que sus competidoras multinacionales –la Dow Chemical es un claro ejemplo de ello- Monsanto no escapó a la saga de desastres que las caracterizan. En 1947 un carguero francés que transportaba fertilizantes de nitrato de amonio explotó en un muelle, a sólo 80 metros de la fábrica de plásticos de la empresa en Galveston, Texas, donde murieron más de 500 personas. Esa fábrica producía plásticos de estireno y poliestireno, hoy importantes componentes de envases alimenticios, botellas de aguas mineralizadas y gaseosas y muchos otros productos de consumo, además de encontrarse en ventanas de edificios, papeles pintados, tuberías, cables, tarjetas de crédito y hasta en algunos instrumentos médicos. En la década de 1980 la EPA –siglas en inglés de la Agencia de Protección al Medioambiente, organismo del gobierno norteamericano- clasificó al poliestireno como el quinto producto químico cuya producción genera más desechos peligrosos. Su elaboración disemina dioxinas por el aire, y su incineración contamina por otras vías. Pero Monsanto también comenzó a diseminar por el mundo otro engendro letal: el PCB.
En 1929 Monsanto compró la compañía química Swann, que había comenzado a desarrollar el bifenil policlorado llamado comúnmente PCB (por Polychlorinated Biphenyl, su denominación en inglés). El producto fue ampliamente elogiado por ser no inflamable y de alta estabilidad química, y de inmediato se lo utilizó en la industria de los equipamientos eléctricos, que lo adoptó como refrigerante para su nueva generación de transformadores. Para la década de 1960, los PCB de Monsanto ya eran utilizados como lubricantes, fluidos hidráulicos, selladores líquidos y protecciones a prueba de agua, entre otras aplicaciones. Pero investigaciones a partir de esos años comenzaron a demostrar la alta toxicidad del producto: científicos suecos que habían estudiado los efectos biológicos del DDT habían encontrado concentraciones significativas de PCB en la sangre, pelo y tejido graso de animales salvajes, e investigaciones durante los años ‘60 y ‘70 revelaron que los PCB y otros cloruros orgánicos eran potentes agentes cancerígenos, y también los relacionaron con un amplio abanico de desórdenes inmunológicos, reproductivos y de crecimiento. El PCB puede ingresar al cuerpo humano a través del contacto por la piel, por la inhalación de vapores o por la ingestión de alimentos que contengan residuos del compuesto. Este tóxico fue prohibido en Estados Unidos y Europa a partir de 1976, luego de que se sucedieran algunos accidentes, siendo reemplazado por productos alternativos más seguros como los aceites de silicón o ciertos tipos de aceite mineral, o bien pasaron a utilizarse transformadores “secos” o refrigerados por aire. De todas maneras, los efectos destructores y tóxicos del PCB persisten en el mundo entero.
En uno de tantos “países basurero” como la Argentina -pese a que las compañías de electricidad se comprometieron a reemplazar los transformadores con PCB luego de haberse puesto en evidencia que la muerte de varias personas con diversos tipos de cáncer se produjo por residir en proximidades de los mismos- aún existen muchos transformadores de media y baja tensión conteniendo aceite refrigerante de PCB. En varios casos se descubrió que ese lubricante chorrea por falta de mantenimiento –más la habitual abundancia de desidia de los gobiernos municipales de turno-, y la liberación de ese aditivo contamina el suelo, las napas y el agua. Ello ocurre no sólo en un barrio sino en una amplia zona, ya que una de las características del PCB, además de su resistencia a la ruptura o degradación química y biológica a través de procesos naturales más su tendencia a acumularse y permanecer en organismos vivos, es que se disemina con suma facilidad. Se estima que un transformador con buen mantenimiento y trabajando sin exceso de carga puede tener una vida útil de cuarenta a sesenta años. Posteriormente esos artefactos son considerados residuos peligrosos. El principal riesgo sucede si los transformadores explotan o se incendian. En tal caso, el PCB se transforma en una dioxina, y ya hemos visto las consecuencias que éstas acarrean, por si fueran pocas las que genera el PCB.
La facilidad del PCB para diseminarse rápidamente por tierra, agua y aire ha hecho que se detectaran altas concentraciones del tóxico en el Artico, y por extensión en la cadena alimenticia acuática: la merluza ártica, por ejemplo, contiene concentraciones de PCB 48 millones de veces superiores a las de las aguas en que se encuentra, y los mamíferos depredadores, como los osos polares, pueden tener en sus tejidos concentraciones de PCB cincuenta veces más grandes. Por consecuencia, los habitantes esquimales del Artico, los indígenas “inuit”, no están para nada exentos de la acción de este veneno. Hoy este producto está incluido en la llamada “docena sucia”, un listado de los doce contaminantes más peligrosos del planeta. Además es considerado un “contaminante orgánico persistente”, lo que equivale a decir que permanece en el medio ambiente por largos períodos. Se estima que los efectos del PCB se extenderán hasta después del año 2025. En tanto, el entusiasmo de Monsanto por la creación de nuevos flagelos para la humanidad no se detenía allí.
La relación de Monsanto con las dioxinas arranca con la fabricación del herbicida 2,4,5-T, comenzada a fines de la década de 1940. Sobre ésto Peter Sills, autor de un libro sobre dioxinas, explica: “Casi inmediatamente, los trabajadores de la fábrica empezaron a enfermarse, con eczemas en la piel, inexplicables dolores en piernas, articulaciones y otras partes del cuerpo, debilidad, irritabilidad, nerviosismo y pérdida de la libido. Los memorándums internos muestran que la compañía sabía que estos hombres estaban tan enfermos como afirmaban, pero mantuvieron las pruebas bien escondidas”. Una explosión en la fábrica de herbicidas de Monsanto en West Virginia, en 1949, atrajo una mayor atención hacia esas quejas. El agente contaminante que generó esas condiciones no fue identificado como dioxina hasta 1957, pero el Cuerpo Químico del ejército de Estados Unidos –cuándo no- se interesó enseguida por esta sustancia, pensando en un posible agente para guerra química. Incluso se reveló, gracias a la Ley de Libertad de Información, que ya desde 1952 había unas 600 páginas de intercambio de informes y correspondencia entre Monsanto y esa dependencia del ejército sobre el tema de este subproducto de los herbicidas. Estaba cercana la puesta en marcha del Agente Naranja, para que las fuerzas norteamericanas en Vietnam se divirtieran arrojando este veneno transformando en páramos bosques y arrozales, y arruinando por extensión las demás vidas orgánicas, incluso la del hombre.


Bienvenida, biotecnología

A punto de iniciarse la década de 1990, Monsanto era una de cuatro compañías químicas que estaban por sacar al mercado una hormona de crecimiento bovino sintética, producida en bacterias modificadas genéticamente para producir proteínas bovinas. Otra de las empresas era American Cyanamid, luego propiedad de American Home Products, ésta a su vez posteriormente fusionada con Monsanto. Asimismo, comenzaba una agresiva promoción de Monsanto para imponer sus productos de biotecnología, como por ejemplo, además de la hormona bovina, las semillas de soja y maíz transgénico y sus variedades de algodón resistentes a los insectos. En los hechos una paradoja ya que, mientras son efectivamente resistentes a alguna variedad de insectos, no lo son para otras, por lo que deben seguir utilizándose plaguicidas, obviamente fabricados por Monsanto, cuyas consecuencias para la vida humana ya conocemos. Muchos observadores ven este accionar como la continuación de muchas décadas de prácticas éticamente cuestionables, y como dice el ya citado Peter Sills: “Las corporaciones tienen personalidades, y Monsanto es una de las más malignas. Desde sus herbicidas al desinfectante Santophen y a la hormona de crecimiento bovino, parece que hace todo lo posible para hacer daño, a sus propios trabajadores y a los niños”.
Monsanto venía intentando, desde 14 años antes de lanzar su hormona, la aprobación para ello de la Agencia para las Drogas y la Alimentación (FDA-Food and Drugs Agency), organismo del gobierno de Estados Unidos, intento que estuvo marcado por varias controversias, incluyendo versiones sobre un supuesto esfuerzo concertado para suprimir información sobre los efectos negativos de la hormona. Incluso un veterinario de la FDA, Richard Burroughs, fue despedido después de acusar tanto a Monsanto como a la agencia gubernamental de suprimir y manipular datos para esconder los efectos de las inyecciones de la hormona en la salud de las vacas lecheras. En 1990, cuando la aprobación de la FDA parecía inminente, un patólogo veterinario de la Universidad de Vermont mostró, a dos legisladores del estado, datos que habían sido previamente suprimidos que documentaban importantes incrementos en las tasas de infección en las vacas que habían sido inyectadas con la entonces experimental hormona de Monsanto, además de una inusual cantidad de graves defectos de nacimiento en las crías de vacas tratadas con ese producto. Por otra parte, una revisión independiente de esos datos hecha por un grupo representante de las granjas regionales documentó problemas de salud adicionales en las vacas asociados con la hormona, entre ellos altas tasas de lesiones en cascos y patas, dificultades metabólicas y reproductoras e infecciones uterinas. A su vez, la Oficina Presupuestaria del Congreso (GAO-General Accounting Office) intentó una investigación sobre el caso pero no pudo obtener los archivos necesarios de Monsanto para continuarla, particularmente respecto de las sospechas de efectos teratogénicos y embriotóxicos. Los auditores de la GAO llegaron a la conclusión de que las vacas inyectadas con Posilac –nombre comercial de la hormona- tenían una tasa de mastitis (infección de las ubres) un tercio mayor que las no tratadas, y recomendaron mayores investigaciones sobre niveles más altos de riesgo en la leche producida utilizando la hormona. Investigaciones que por supuesto nunca más se concretaron.
Finalmente, la hormona de Monsanto fue aprobada por la FDA para su venta comercial en 1994. Al año siguiente la Unión de Granjeros de Wisconsin publicó un estudio con sus experiencias con la hormona, cuyos resultados excedían los problemas de salud antes detectados. Hubo informes sobre muertes espontáneas de vacas tratadas con la hormona, alta incidencia de infecciones en las ubres, graves dificultades metabólicas y problemas de reproducción. Muchos granjeros experimentados que habían probado el uso del Posilac de pronto tuvieron que reemplazar a gran parte de sus rebaños, pero en lugar de examinar las causas de las quejas de los granjeros sobre la hormona, Monsanto pasó a la ofensiva, amenazando con litigar contra las pequeñas empresas lecheras que anunciaran sus productos como “libres de la hormona”. El caso es que las pruebas de los efectos dañinos de este producto en la salud, tanto de las vacas como de las personas, continuaron acumulándose. Al mismo tiempo, afloraba también la canallesca relación de Monsanto -siempre obviamente tras el logro de su beneficio- con determinados funcionarios de diversos niveles gubernamentales.

La verdad incómoda

Hace un tiempo atrás, el diario británico “The Independent” informó sobre un estudio que Monsanto había mantenido en secreto, que mostraba que un grupo de ratas alimentadas con maíz transgénico de esa multinacional había sufrido cambios en órganos internos y en la sangre. La información tuvo amplia repercusión en los principales medios de prensa de Europa y muchos del resto del mundo. En México, sin embargo, la noticia fue ignorada por las autoridades y escasamente difundida por los medios. Claro, la Secretaría de Salud mexicana aprobó para consumo humano, a partir del 2003, ese maíz transgénico –al que Monsanto se encargó diligentemente de distribuir por todo el país, ejerciendo de paso la autoridad que le da la propiedad de su patente para recaudar las onerosas regalías que deben abonar los campesinos por la semilla- y entonces, en un país que es el centro de origen del maíz y su población lo consume en forma masiva, este tema no ha resultado relevante. Quizás porque allí hay demasiadas ratas o demasiados amigos de Monsanto. O lo que es lo mismo, una mezcla de ambas cosas a la vez. De hecho, según afirman muchos, el ex presidente Vicente Fox, antes de llegar a asumir altos cargos públicos, se había desempeñado como ejecutivo de una subsidiaria de Monsanto.
Y debemos volver a un lugar del mundo citado al comienzo de la nota, la India, con otro aspecto trágico. De acuerdo a datos reconocidos por el propio Ministerio de Agricultura indio, entre 1993 y 2003 hubo 100.000 suicidios de campesinos, y entre 2003 y octubre de 2006 ocurrieron 16.000 suicidios de campesinos cada año. En total, entre 1993 y 2006 hubo alrededor de 150.000 suicidios de campesinos, un promedio de treinta diarios durante 13 años. ¿Y bajo qué condiciones puede darse semejante tasa de suicidios entre productores rurales?. Para algunos obedece simplemente a cuestiones de endeudamiento, pero a los ojos de observadores imparciales, la verdadera razón radica en la imposición de una tecnología agrícola totalmente inadecuada, tanto desde el punto de vista económico como del ambiental. Un ejemplo que grafica bien esta cuestión es el de Anil Khondwa Shinde, un pequeño agricultor del distrito de Vidarba, estado de Maharashtra, en el sector centro-occidental de la India, quien hace poco se suicidió –las casualidades a veces no existen- ingiriendo un potente plaguicida, muriendo en pocos minutos a sus 31 años de edad. La desproporción entre costos de producción y precio de venta no le permitieron pagar el crédito extendido por los proveedores de insumos. Shinde había decidido sembrar algodón “Bt”, transgénico producido por Monsanto que supuestamente reduce la necesidad de plaguicidas y aumenta la rentabilidad del productor. La realidad de esta historia es que el algodón de Monsanto ofrece algo de protección frente al llamado “gusano del fruto” pero no frente a otras plagas que afectan este cultivo. Es así que los agricultores como Shinde recurrieron a este algodón de Monsanto buscando reducir el costo en plaguicidas pero se llevaron una ingrata sorpresa, ya que se vieron obligados a seguir aplicando estos insumos, y peor aún, la trampa del endeudamiento se les vino encima mucho más rápido dado que las semillas del algodón de Monsanto son mucho más caras. Es así como centenares de campesinos indios que sembraron algodón transgénico decidieron buscar la salida del suicidio frente a una situación económica desesperada que empeora año tras año.

También en la India –que para las transnacionales del terror parece un ideal depósito de venenos y basuras varias, al igual que los países latinoamericanos y africanos- se descubrió hace algunos meses la presencia de una serie de pesticidas en las bebidas gaseosas comercializadas por Coca-Cola y Pepsico. Un comité del Parlamento indio confirmó que ambas compañías vendieron bebidas contaminadas, entre ellas las conocidas Coca-Cola, Coca Diet, Fanta, Sprite, Pepsi, Pepsi Light y Mirinda de naranja y limón, poniendo en peligro la salud de los consumidores. Según el diario británico “The Guardian”, las bebidas alcanzaron a contener una cantidad de pesticidas más de treinta veces superior a lo establecido por las regulaciones europeas en la materia. Todas las bebidas contaban, entre otros pesticidas, con la presencia de DDT, cuya función es acabar con las plagas de mosquitos pero que ha sido prohibido hace bastante tiempo en Estados Unidos y Europa, y que puede generar desde cáncer a importantes daños en el sistema inmunológico de los seres humanos. De hecho, en la India –a cuyo débil y corrupto gobierno no parecen hacerle mella tragedias como la de Bhopal- continúan utilizándose varios plaguicidas que ya han sido prohibidos, como se dijo, en varios otros países. De todas maneras fue el pueblo indio, mediante fuertes campañas desarrolladas contra las citadas empresas de bebidas gaseosas, el que logró que al menos en varios estados del país se dejara de consumir y comercializar esos refrescos, igual que en escuelas y en las cafeterías de edificios públicos. Sanjay Nuripam, miembro de una de las organizaciones que integraron el comité conjunto parlamentario, en declaraciones a “The Guardian” se planteó: “Tú no encuentras refrescos de cola con pesticidas en Estados Unidos. ¿Por qué nos fuerzan a que nos los bebamos nosotros?”. Para más claro, echarle agua. Pero claro, sin pesticidas.
Si algo caracteriza a Monsanto, como a otras multinacionales que hacen su negocio a expensas de vidas humanas, es su capacidad para tratar de minimizar sus acciones a través de campañas publicitarias que laven su imagen, incluyendo el pago a diversos patanes que mediante mensajes a través de Internet o en sus propios blogs descalifican toda crítica o informe negativo hacia la multinacional, ensalzando a la vez las “bondades” de sus productos. En Gran Bretaña, por ejemplo, invirtió un millón de libras esterlinas en una campaña de márketing patrocinando una exposición sobre biodiversidad con la más avanzada tecnología, y en el Museo Americano de Historia Natural, en Nueva York, además de muchos otros espacios similares, está intentando aparecer como una empresa concientizada y progresista. Otra medida que adopta es la de captar a políticos de nivel que colaboren con su gestión empresarial. ¿Ejemplos?. En mayo de 1997 Mickey Cantor, asesor de la campaña electoral de Bill Clinton en 1992 y Representante Comercial de Estados Unidos durante su primer mandato, fue designado miembro del Consejo de Dirección de Monsanto. Por su parte Marcia Hale, antes asistente personal del mismo presidente, trabajó luego como Relaciones Públicas de Monsanto en Gran Bretaña. Además, directamente ha sobornado y comprado a varios funcionarios de la gubernamental FDA, la Agencia para las Drogas y la Alimentación, y colocado a elementos propios en cargos de esa agencia, aparte de haber logrado en su momento la protección de la administración Reagan para eludir situaciones que la comprometían. Con lo cual se ha demostrado que la FDA, que supuestamente debería velar por la salud de sus ciudadanos, en los hechos es un organismo que brinda su coraza en defensa de los intereses de las multinacionales. Y por si ésto fuera poco, la compañía intenta todo para intimidar a los críticos que la denuncian y a suprimir los juicios negativos en los medios. Monsanto cuenta, en tal sentido, con más de ochenta empleados y un presupuesto anual de unos diez millones de dólares con la exclusiva tarea de investigar y perseguir tanto a agricultores díscolos como a periodistas nada complacientes.


Conclusión (por ahora)

Cuando se habla de la administración Bush como representante del complejo militar-industrial norteamericano se tiende a pensar, exclusivamente, en los altos mandos del Pentágono, el ministerio de Defensa y los altos círculos financieros de Wall Street, vinculados mediante múltiples lazos con los grandes monopolios de la fabricación de armamentos: Boeing, Northrop Grumman, Lockheed, General Dynamics, MacDonnell, etc. Sin embargo existe otro sector de la producción, la industria química, farmacéutica y biotecnológica que, si bien menos visible, también ocupa una posición central en el amplio entramado de intereses políticos, económicos y militares de ese llamado complejo militar-industrial. No sólo una parte considerable de sus investigaciones y su producción está destinada a satisfacer las letales demandas del Pentágono en cuanto a la fabricación y almacenamiento de armas biológicas o químicas, sino que en gran medida sus beneficios dependen directamente de una contraprestación: la capacidad del poder militar estadounidense para imponer los intereses políticos y económicos del país, y por lógica consecuencia los suyos, en todo el mundo.
Aunque operando casi siempre en un segundo plano, las grandes multinacionales de la industria química y farmacéutica norteamericana son los otros “señores de la guerra”. Una guerra que, de no despertarse las conciencias en los gobiernos de los países que son utilizados como cobayos y vaciaderos de desperdicios mortales para adoptar de una vez decisiones políticas que se correspondan únicamente con los intereses de sus poblaciones, estará perdida para siempre.


Carlos Machado


Enfermedad y envejecimiento


Según el Dr. Jean Seignalet, la acumulación en el organismo de residuos alimenticios, bacterianos y metabólicos, conforma un estadio que denomina “Ensuciamiento” y que explica la generación y cura de las principales enfermedades modernas. El Dr. Jean Seignalet fue doctor en medicina. Autor de más de 200 publicaciones en las principales revistas médicas en lengua inglesa y francesa, su actividad médica siempre estuvo relacionada con la química y la biología. Trabajó como médico inmunólogo en el hospital Saint-Eloi (Laboratorio de Inmunología) de Montpellier (Francia) y fue catedrático en la Universidad de la misma ciudad. En 1988 comenzó a investigar sobre el mecanismo de ciertas enfermedades y a tratarlas con un régimen alimenticio. Falleció en Montpellier el 13 de Julio del 2003. He aquí su explicación sobre el Ensuciamiento Orgánico.


Si excluimos las infecciones bacterianas, virales y parasitarias, hoy en día el mecanismo de desarrollo de la mayor parte de las enfermedades es desconocido o mal conocido. Podemos citar el asma, la rinitis crónica, las alergias, las enfermedades autoinmunes, la colitis, etc. Nuestra ignorancia sobre los procesos de de generación de estas diversas afecciones tienen repercusiones negativas desde un punto de vista práctico. No sabemos prevenir estas enfermedades, y cuando aparecen, nuestros tratamientos son muchas veces ineficaces o insuficientemente eficaces. Lo ideal sería tratar las causas, en vez de tratar únicamente las consecuencias, con los resultados inconstantes o limitados que conocemos.


ALIMENTACIÓN Y PATOLOGÍAS


Hemos desarrollado una teoría que puede considerarse como una explicación plausible sobre la patogenia de numerosas afecciones. Los argumentos detallados han sido desarrollados en nuestros libros y se pueden resumir de la forma siguiente:
1º) Casi todas las enfermedades son multifactoriales. Su génesis necesita la conjunción de factores genéticos y del entorno. No se pueden cambiar los primeros, pero se pueden modificar los segundos, y eso basta en muchos casos para prevenir o curar.
2º) Los dos elementos importantes son el intestino delgado y la alimentación moderna. Los factores exteriores, para “actuar” de manera peligrosa, deben penetrar en el organismo. Pero no pueden atravesar, ni la piel, ni las mucosas demasiado gruesas e impermeables. Sin embargo dos mucosas son muy débiles, porque son grandes y muy finas: los alvéolos pulmonares y el intestino delgado.
Los alvéolos pulmonares son la vía de acceso para el humo del tabaco y el resto de contaminantes aéreos. Pero el intestino delgado es la vía de entrada más importante, por el hecho de que contiene factores medioambientales, sobre todo alimentos pendientes de la digestión y bacterias. La única barrera que separa estas sustancias peligrosas de nuestra circulación sanguínea es una mucosa de 600 metros cuadrados de superficie y de apenas 0,025 milímetros de espesor. Por tanto, el modo de nutrición va a influir a la vez en el contenido y en la pared del intestino delgado.
Cuando la alimentación es fisiológica:
• Las enzimas digestivas y las mucinas producidas por las mucosas intestinales están adaptadas a las moléculas ingeridas. Estas últimas no atacan la pared del intestino delgado y son separadas en fragmentos peptídicos muy pequeños. La mucosa se encuentra en un buen estado y deja pasar únicamente estas pequeñas moléculas.
• La flora bacteriana se encuentra igualmente normal. Está presente en abundancia y variada, con más de 500 especies diferentes. Bien tolerada por el organismo humano, vive en simbiosis con él.
Cuando la alimentación no es adecuada, lo que suele ocurrir frecuentemente hoy en día, las enzimas y las mucinas no están adaptadas a las moléculas que se encuentran en el organismo. Esto produce:
• Digestión insuficiente de algunos elementos, lo que libera numerosas moléculas alimentarias en la luz digestiva.
• Evolución hacia una flora de putrefacción con aparición de bacterias más o menos peligrosas, cuya destrucción por las defensas inmunitarias libera numerosos desechos bacterianos en la luz digestiva.
• Agresión contra la mucosa del intestino delgado, que puede convertirse en demasiado permeable. El estrés tiene un papel agravante en la permeabilidad intestinal, favoreciendo la secreción de interferón gamma. Este mediador se une a unos receptores de la membrana en el polo basal de los enterocitos y los separa entre sí, lo que produce un agravamiento de la elevada permeabilidad intestinal. A través de la mucosa, ahora porosa, pasan macromoléculas alimenticias y bacterianas que van a ser responsables, en nuestra opinión, de tres grandes categorías de patologías:
1º) Los péptidos antigénicos y las proteínas superantigénicas, capaces de activar los linfocitos T, inducen enfermedades autoinmunes: poliartritis reumatoide, espondilitis anquilosante, reumatismos inflamatorios, síndrome de Gougerot-Sjögren, lupus eritematoso diseminado, esclerodermia, enfermedad de Basedow (hipertiroidismo), tiroiditis de Hashimoto, esclerosis múltiple en placas, celiaquía, dermatitis herpetiforme, nefropatía por la IgA (enfermedad de Berger), migrañas y cefaleas aparentes.
2º) Las moléculas no antigénicas que no son reconocidas por los linfocitos T, van acumulándose progresivamente en el medio extracelular o en el interior de las células, produciendo enfermedades de “intoxicación”: fibromialgia primitiva, psicosis maniacodepresiva, depresión endógena, esquizofrenia, enfermedad de Alzheimer, enfermedad de Parkinson, diabetes no insulinodependiente, gota, enfermedades hematológicas (anemia, trombocitopenia, poliglobulia, leucopenia, hiperplaquetosis), sarcoidosis, artrosis, osteoporosis, arteriosclerosis, envejecimiento prematuro, cáncer y leucemias.
3º) La eliminación de las moléculas exógenas, que no pueden romper las enzimas, es asegurada por los polinucleares neutrófilos y los macrófagos que transportan los desechos a través de los emuntorios. Cuando los glóbulos blancos son muchos, provocan una inflamación del emuntorio. Es la patología de eliminación: colitis, enfermedad de Crohn, acné, eccema, urticaria, soriasis, bronquitis, asma, infecciones de repetición, alergias, aftas bucales y enfermedad de Behçet


BENEFICIOS DE UNA CORRECCION ALIMENTARIA


Un cambio nutricional será el mejor medio para prevenir y curar el desorden expuesto. Ya sea frente a patologías autoinmunes, de ensuciamiento o de eliminación, un régimen alimentario y unos complementos nutricionales bien elegidos, mejorarán de manera muy importante la situación, modificando varios parámetros:
• restauración de una flora bacteriana fisiológica, lo que permite una reducción importante de las moléculas bacterianas peligrosas;
• consumo de alimentos compatibles con las enzimas y las mucinas del intestino delgado, lo que genera una reducción importante de las moléculas alimentarias "peligrosas";
• reparación de los enterocitos (tisis o disyunción), con recuperación de la hermeticidad normal de la mucosa intestinal, lo que basta para impedir el paso de casi todas las moléculas dañinas.
Por todo ello, el flujo de sustancias tóxicas que vienen del intestino se agota. Pero esto no basta para explicar la fuerte mejora o la curación de enfermedades tradicionalmente consideradas como incurables. Es importante comprender que también los desechos, crónicamente acumulados en tejidos y células, pueden ser movilizados y expulsados fuera del organismo. Existe entonces una eliminación integral, más o menos rápida, pero siempre progresiva.
Por lo tanto, el beneficio obtenido por la dietética es, también, progresivo. Al final, es el balance entre los aportes y las salidas de desechos, el que determina la evolución de la enfermedad y se pueden adelantar las proposiciones siguientes:
• cuando los aportes superan las salidas, más o menos tarde podemos esperar una enfermedad;
• cuando las salidas superan los aportes, el retorno a la normalidad es factible;
• la eliminación parcial de los desechos se traduce en una mejora;
• la eliminación total de los desechos se traduce en una remisión completa.
Recordamos aquí que factores genéticos influyen en estos parámetros. El polimorfismo de las mucinas intestinales, de las enzimas, de los enterocitos y de las enzimas de diferentes células, hace que cambien de un individuo a otro, tanto la resistencia a los aportes excesivos, como las capacidades de eliminación.
¿Qué régimen alimenticio elegir para la prevención o la curación de tantas enfermedades? Importantes argumentos nos hacen pensar que las enzimas y las mucinas humanas están adaptadas a la alimentación prehistórica, practicada durante 5 millones de años, lo que ha permitido una selección eficaz de las poblaciones, según la ley de Darwin; sobre todo porque esta alimentación era natural, similar a la de los animales salvajes. Asimismo, las enzimas y las mucinas humanas no están adaptadas a la alimentación moderna (5000 años), sobre todo porque es “contra natura”, conteniendo demasiadas moléculas inaccesibles a nuestras enzimas.
Por lo tanto, hay que excluir de nuestra alimentación todos los productos que no han consumido hombres prehistóricos. En eso se basa nuestro régimen ancestral.


ENSUCIAMIENTO Y ENFERMEDADES DEL ENVEJECIMIENTO


Bajo nuestro punto de vista, el ensuciamiento es el principal responsable de las patologías del envejecimiento. Las moléculas ensuciantes (aquellas no antigénicas) son numerosas en la moderna alimentación: lipopolisacáridos y ADN bacterianos, isómeros de péptidos o de proteínas, glúcidos, lípidos, moléculas de Maillard, etc. Estas moléculas, absorbidas por el intestino, van a circular en la sangre y serán captadas en función de su estructura, por algunas células o algunos tejidos, donde se irán acumulando progresivamente.
Las moléculas cuya estructura es diferente de la del huésped, quedan generalmente fuera de las células, llenando la matriz extracelular. Son a veces fagocitadas, lo que consume energía y libera radicales libres. Por otra parte, van a perturbar las comunicaciones intercelulares. Las moléculas cuya estructura se parece a la del huésped pueden asociarse a los receptores de la membrana celular, entrar en el citoplasma, y llegar hasta el núcleo. Se ha constatado que poliamidas sintéticas absorbidas por vía bucal, podían llegar hasta el núcleo de las células, mezclarse al ADN y modificar la expresión de algunos genes. Observaciones similares se hicieron con el ADN del bacteriófago.
El ensuciamiento intracelular puede alterar el funcionamiento de las tirosinquinasas y de las señales lanzadas por algunos receptores membranarios, inhibir algunas cascadas enzimáticas, bloquear algunos factores de trascripción y alterar el ADN. Para expulsar las moléculas dañinas, la célula consume energía y libera radicales libres. Un ensuciamiento demasiado importante tiene efectos variables. O la célula se muere, o funciona de manera insuficiente, o funciona mal, o finalmente, se convierte en maligna.
Tomando como ejemplo algunas enfermedades propias de personas mayores, demostraremos en primer lugar que el ensuciamiento es una explicación posible de sus mecanismos; y en segundo lugar que un régimen alimentario hipotóxico y la toma de complementos nutricionales, constituyen el tratamiento más eficaz.


DIABETES DEL ADULTO


La diabetes del adulto (tipo 2) es bastante frecuente y afecta aproximadamente al 3% de los franceses. Se puede observar una disminución en la secreción de insulina y una insulino-resistencia. Se considera esta diabetes como incurable y los tratamientos clásicos únicamente ralentizan su evolución, sin llegar a curarla. El mayor peligro es la aparición de complicaciones vasculares debidas a la hiperglucemia, las cuales disminuyen alrededor de un 50% la esperanza de vida de los enfermos.
Probablemente algunos "mecanismos" del ensuciamiento difieran de un paciente a otro, pero según nuestra opinión, esta condición de toxemia puede acabar en una diabetes de tipo 2. Si esta hipótesis es real, el régimen alimentario ancestral constituye el mejor tratamiento. Su objetivo es normalizar el contenido bacteriano y alimentario del intestino delgado y restaurar la impermeabilidad de la mucosa intestinal. Esto permite parar el flujo de moléculas dañinas que vienen del tubo digestivo y que ensucian el páncreas endocrino, los músculos, los tejidos adiposos y el hígado. Los procesos de depuración eliminan progresivamente de las células los desechos que les impiden funcionar con normalidad, especialmente en las células blanco de la insulina.
Experimentamos nuestro método dietético en 14 personas que padecían diabetes de tipo 2, con una glucemia en ayunas variando entre 1,50g y 3,50g y un porcentaje de hemoglobina glicosilada superior a 6,8%. Los resultados fueron los siguientes: Éxito importante en 11 pacientes; después de varias semanas y hasta varios meses después de la dieta, la glucemia ha vuelto a su normalidad o subnormalidad (cerca de 1g), lo que ha permitido quitar los medicamentos; la proporción de hemoglobina glicosilada se normaliza alrededor del 6%. Éxito parcial en 3 pacientes.


ARTROSIS


Afección muy frecuente que afecta al 80% de los individuos de edad superior a los 70 años, tal como lo demuestran los exámenes radiológicos. Pero solo las formas evolucionadas y graves son dolorosas. La herencia no interviene de manera significativa, lo que demuestra el papel fundamental de los factores del entorno. Existen en la artrosis signos óseos, pero las lesiones iniciales se encuentran al nivel del cartílago (degeneración, fisura, reducción).
El funcionamiento de los condrocitos (células encargadas de fabricar el cartílago) se ve dificultado por el ensuciamento provocado por las moléculas alimentarias o bacterianas llegadas del intestino delgado. El resultado lógico de esta concepción es utilizar el régimen alimentario ancestral como tratamiento de la artrosis. El método ha sido probado por 30 pacientes, todos sufriendo de artrosis neta afectando a varias articulaciones. Los resultados fueron sorprendentes e inesperados para esta patología considerada como incurable, por el hecho de que se ha observado siempre un efecto positivo en el plano clínico: importante y frecuentemente espectacular en el 66% de los casos; moderado en los restantes casos


ENFERMEDAD DE PARKINSON


Afección frecuente, que sufren el 1 % de los sujetos de 50 años, el 10% de los de 60 años, y cuya influencia aumenta a lo largo de los años. En el 10% de los casos, el Parkinson es hereditario, y en el 90% de los casos es adquirido. Esto significa que los factores del entorno intervienen y que no se trata ni de un virus, ni de una enfermedad autoinmune. Algunas neuronas se degeneran, principalmente las que producen la dopamina. Las terapias clásicas representan un progreso importante, pero son únicamente sintomáticas y no impiden la agravación progresiva de los trastornos.
La causa de la muerte neuronal permanece desconocida. Proponemos que el "primum-movens" sea un ensuciamiento de las neuronas dopaminérgicas por macromoléculas bacterianas y alimentarias que llegan del intestino delgado. Esto significa que si las neuronas muertas no se pueden reemplazar, otras están únicamente ensuciadas y podrían ser recuperadas por el cambio nutricional. Por otra parte, las neuronas de otras áreas del cerebro serían capaces -después de una desintoxicación- de compensar en parte los daños sucesivos a la pérdida de neuronas dopaminérgicas. Hemos probado nuestro método en 4 casos que sufrían de Parkinson típico. Ha sido siempre observada una mejora, situada entre el 50% y 70%.
CÁNCER
Para convertirse en cancerosa, una célula ha tenido que sufrir 4 alteraciones genéticas. Además, es preciso que estas alteraciones afecten a algunos genes convirtiéndolos en peligrosos. Los factores ambientales juegan un papel importante: radiaciones, tabaco, benceno, amianto y algunos virus, que están implicados en el 30% de los casos. En los restantes, dichos factores permanecen desconocidos. Proponemos que se pueda tratar de moléculas bacterianas y alimentarias llegadas desde la luz digestiva provocando un triple ensuciamiento:
• Ensuciamiento intracelular, que es la mayor causa de la cancerización de una célula. Las macromoléculas exógenas pueden actuar de manera directa, ligándose al ADN y alterando su estructura o de manera indirecta desequilibrando el funcionamiento de la célula, con activación de los genes peligrosos, inhibición de los genes protectores y producción de radicales libres que van a agredir el ADN.
• Ensuciamiento de los linfocitos T citotóxicos y de las células NK (natural killer) encargadas de la vigilancia inmunológica, es decir de la destrucción de las células cancerígenas.
• Ensuciamiento de las células sanas y de la matriz extracelular, impidiendo a estas estructuras que provoquen la normalización de las células malignas o su suicidio por apoptosis (muerte celular programada) de las mismas.
Resulta evidente la relación entre cáncer y alimentación. El resultado de varias encuestas recientes sobre la epidemiología de los cánceres, atribuyen a una mala alimentación más del 80% de la responsabilidad en los grandes cánceres frecuentes en Occidente: mama, próstata, colorectal y pulmón. Múltiples estudios han permitido confeccionar una lista de alimentos favorecedores o protectores del cáncer. Esta lista, establecida por el estudio de grandes poblaciones, es perfectamente compatible con la dieta resultado de nuestras reflexiones. Por tanto, no es sorprendente que el régimen hipotóxico tenga una excelente acción preventiva para los cánceres.
Sobre 1000 pacientes que hemos estudiado (sólo hemos descartado los cánceres de piel porque son esencialmente provocados por rayos solares y parecen independientes del modo de nutrición) y seguido durante 4 años, un solo cáncer ha sido registrado, mientras que el número esperado era de 18,42. La diferencia entre 18,42 y 1 es muy significativa a nivel estadístico. El valor preventivo del régimen original, previsible en teoría, se ve confirmado por la experiencia.
¿Puede tener el cambio nutricional un valor curativo en el cáncer declarado? La teoría lo indica, por lo menos en algunos casos. El régimen puede desintoxicar las células que una alimentación aberrante había ensuciado. A nivel práctico, hay que diferenciar dos grupos de pacientes:
1º) Aquellos que reciben quimioterapia. El régimen hipotóxico les permite soportar mejor la quimioterapia, pero el régimen muestra poca acción contra el cáncer. Esto es lógico, porque la quimioterapia mata numerosas células sanas. Por lo tanto, se opone a los efectos del régimen hipotóxico, cuya acción se basa en las células sanas que funcionan perfectamente.
2º) Aquellos que no reciben quimioterapia, sea porque ya ha sido finalizada, sea porque no está indicada en este tipo de cáncer o porque el enfermo la ha rechazado. Dos puntos destacan de nuestra experiencia: La dieta no puede curar los cánceres demasiados extendidos, con metástasis múltiples, aunque al parecer retarda la evolución y alarga el tiempo de vida. La dieta puede curar o por lo menos mantener a raya algunos cánceres, metástasis incluidas, a condición de que estas últimas estén limitadas en volumen.


CONCLUSIÓN


Hemos propuesto una teoría en la cual la alimentación moderna constituye el primer eslabón de la larga cadena que conduce al desarrollo de numerosas enfermedades, consideradas hasta hoy como de patogenia "misteriosa". Dentro de las tres patologías que diferenciamos, la patología de ensuciamiento es la que interviene en las enfermedades ligadas al envejecimiento.
El fundamento básico de nuestra concepción se demuestra por los notables resultados obtenidos en estas diversas enfermedades que no sabemos prevenir, clásicamente incurables o difícilmente curables. Todo se ha logrado mediante una alimentación bien elegida, integrando la toma de complementos nutricionales (oligoelementos, vitaminas, antioxidantes, fermentos lácticos). Los ejemplos que hemos facilitado (diabetes del adulto, artrosis, enfermedad de Parkinson, arterosclerosis y cáncer) son significativos.
El régimen alimentario ancestral se merece un sitio importante en geriatría, puesto que no tiene ningún peligro, ninguna carencia y se puede asociar sin problemas a cualquier tipo de tratamiento alopático o no convencional.


Dr. Jean Seignalet Vicepresidente de la AFMO (Asociación Francesa de Medicina Ortomolecular)


BIBLIOGRAFÍA


AGID Y. - Le vieillissement, la maladie et la mort des cellules nerveuses. Bull. Acad. Nati. Med., 1995, 179, 1193-1207.
BONDIL A. - L'alimentation actuelle et ses conséquences. In La méthode Kousmine. 1 vol., 1989, Jouvence édit Onex/Genève, 23-45.
BOUDET M. - Le lait maternel: production et constitution. Bulletín AMKI, 1993a, n° 5, 3-8.
CUMMING J.H. et BINGHAM S.A. - Diet and the prevention of cancer, Br.Med.J., 1998, 317, 1636-1640.
DEGOS L., CHOMIENNE C, ABITA J.P. et coll. - Une cellule maligne peut-elle devenir nórmale? Médecine/Sciences, 1985, 1,42-46.
DUPIN H. et HERCBERG S. - Les déficiences minerales ou vitaminiques dans les situations d'abondance. Dans Alimentation et Nutrition humaines. (H. Dupin et J.-L. Cuq), 1 vol., 1992, ESF édit. París, 51-65.
HILLON P., FAIVRE J., BEDENNE L. et coll. - Alimentation et cancérogénese digestive en France et dans le Monde. EncycL Med. Chir. Estomac Intestín 1985 9118A10, 8.
MASSOL M. - La nutriprévention. 1 vol., 1997, Presses Universitaires de France, Paris, 1997. édit Vendóme, 124 pages.
ROUIS M., NlGON F. et CHAPMAN M J. - Rôle des macrophages dans l'athérogénése. Presse Med., 1991, 20, 401-403.
SEIGNALET J. - L’alimentation ou la troisième médecine, 1 vol, Fraçois Xavier de Guibert, Paris, 1998, 490 pages.
SEIGNALET J. - Le diabéte de la maturité est souvent curable par un régime alimentaire de type ancestral. Bulletin AMKI, 1999a, n° 24 y nº 25 3-10.
TEDGUI A. et LEVY B. - Biologie de la paroi artérielle. Aspects nouveaux et pathologiques. 1 vol., 1994, Masson édit París, 87 pages.
LOS INFORMES DE LA A.F.M.O. (Asociación Francesa de Medicina Ortomolecular), nº17.